Específicamente, Toro alude en el diario madrileño al “nutrido grupo de espectadores” del espectáculo del medio tiempo de Super Bowl —en el que las estrellas fueron la colombiana y la estadounidense de origen puertorriqueño— que “parece no entender” las dinámicas en las que se inscribe la mujer latina.

A ellos, Toro les dice que su hipocresía es “absoluta”, pues son “incontables” los artistas estadounidenses que han ocupado “esa misma codiciada plaza de espectáculo, con menos ropa y sin desatar ningún juicio ni furor”.

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A lo largo de su texto, emplea más calificativos para referirse a los traseros de JLo y Shakira, como que son “rebotantes”, “bilingües”, “desafiantes”, y sostiene que son casos como el de Iris Chacón, que “vivía para ver como caían a su paso las quijadas al suelo de hombres, mujeres, gatos, perros, da igual, con sus espectáculos en los que siempre hubo escasez de tela y abundancia de carnes”.

Quienes las critican —asegura Toro— no entienden una máxima del Caribe: “Aquí el cuerpo hace cultura. El cuerpo piensa, articula y gesticula ideas, manifiesta la historia de manera contundente. No es un mero consumidor o un producto, es concepto y es idea. El quiebre en el entendimiento de este filtro para entender el mundo genera todo tipo de malestar”.

Entre esos críticos se puede contar, por ejemplo, al activista cristiano Dave Daubenmire, que dijo que demandará a la NFL porque el show del intermedio del Super Bowl que protagonizaron Shakira y Jennifer Lopez puso su alma “en peligro de fuego infernal”. Por eso, pide como indemnización 867.000 millones de dólares, cifra cercana a los 3 billones de pesos colombianos.

Estas son las razones por las que, según Toro, los traseros de JLo y Shakira incomodan a los “policías de los cuerpos caribeños”:

  1. Porque los mueven “sin remordimientos” dos mujeres mayores de 40 años, madres e iconos de la música latina y global por sus propios méritos.
  2. Por ser los “reyes en el imperio contemporáneo de la nalga, donde hay quienes pagan miles de dólares por implantes para alcanzar un fondillo deluxe”.
  3. Porque “con su presencia hablan de todo aquello que es más cómodo ignorar”.
  4. Porque “sosteniendo las caderas líquidas nos recuerdan la mezcla que somos, la herencia árabe y la historia imperial, esclavista y dolorosa que les subyace”.
  5. Porque son propios “de una sensualidad atada a una cultura que le resulta tan ajena e intimidante al espíritu puritano inscrito en la fundación de Estados Unidos”.
  6. Porque “no dejan de recordarnos que el sueño americano ha sido un fracaso para tanta gente y que Puerto Rico —su colonia más vieja y olvidada— va a seguirle gritando desde su entraña y en un español”.
  7. Porque “contra todo esfuerzo de resistencia, ahí, en el epicentro de la metáfora más elocuente de la mentalidad imperial, dos cuerpos de mujeres latinas tienen el poder de hablar en un lenguaje que no conocen, el lenguaje del Caribe, la insoportable plenitud de la nalga”.