Morbius es probablemente una de las películas ‘geeks’ más aplazadas de la historia. Su fecha de estreno estaba prevista para julio de 2020 y la pandemia la fue corriendo. Cuando parecía que finalmente íbamos a verla en enero pasado, otro extraño cambio ocurrió.

Morbius es una película que tiene un inicio prometedor bajo la premisa de un médico que corre sus límites éticos para curar una penosa enfermedad. Sin embargo, comienza a perder el rumbo con el paso de los minutos, sobre todo cuando empieza a pensar más en el futuro que en el presente.

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“Me preocupa mucho que las películas están pensando más en las secuelas, en los ‘spin off’, etc. En lugar de terminar de contar bien una historia. Por ejemplo, cuando reviven a la doctora Martine Barcroft. ¿Qué es esto? ¿Crepúsculo?”, dice Carlos Londoño en el podcast dedicado a la película.

‘Bobcito’ (Carlos Mario Ríos) va más allá y cuestiona que muchos sigan queriendo copiar la fórmula Marvel, pese a que otros han probado que no es tan fácil y el resultado puede ser catastrófico.

“El error de Sony -que DC lo cometió en su momento- es que todos quieren conectar con sus películas, pero aquí no sale bien”, apunta.

Y si de conectar universos hablamos, las escenas poscréditos son de lo más ilógico, absurdo e indefendible que se ha visto en los últimos años.

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¿Por qué El Buitre apareció en ese universo? ¿Cómo diablos consiguió Adrian Toomes la tecnología de Tony Stark de su traje si Iron Man no existe aquí? ¿Por qué el doctor Morbius se aliaría con él si termina la película hablando sobre la importancia de usar bien sus poderes? Todo esto no tiene respuesta porque sencillamente fue un intento desesperado por conectar personajes; una idea de última hora tras el éxito de Spiderman No Way Home.

El dato ‘geek’

El barco en el que el doctor Michael Morbius hace los experimentos finales se llama Murnau, en referencia al director alemán Friedrich Wilhelm Murnau, quien llevó por primera vez a la pantalla a Drácula en la película Nosferatu de 1922.