May 1, 2025 - 2:57 pm

En la tarde del 29 de abril de 1968, la Plaza Alfonso López en Valledupar se convirtió en el epicentro de un evento que marcaría un hito en la cultura colombiana: el nacimiento del Festival de la Leyenda Vallenata.

Este certamen, tal como lo dice Olímpica Stereo, ha sido ideado para preservar y exaltar el folclor vallenato, vio coronarse a Gilberto Alejandro Durán Díaz, conocido como Alejo Durán, como el primer Rey Vallenato. Su victoria no solo consolidó su legado, sino que dio inicio a una tradición que, más de cinco décadas después, sigue siendo el corazón musical del Caribe colombiano.

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Alejo Durán, nacido en El Paso, Magdalena, y radicado en Planeta Rica, Córdoba, era ya un ícono del acordeón antes del festival. Su destreza técnica, autenticidad como compositor y carisma como intérprete lo hacían una figura venerada.

Acompañado por Pastor ‘el Niño’ Arrieta en la caja y Juan Manuel Tapias en la guacharaca, Durán interpretó piezas emblemáticas como ‘La cachucha bacana’, ‘Elvirita’, ‘Mi pedazo de acordeón’, entre otras. Estas melodías, cargadas de sentimiento y tradición, cautivaron al jurado y al público, dejando una huella imborrable.

La entrega del trofeo, hecha por Consuelo Araújo Noguera, una de las fundadoras del festival junto a Alfonso López Michelsen y Rafael Escalona, simbolizó el comienzo de una celebración que hoy es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, según la UNESCO.

Leyendas del Festival Vallenato de Valledupar

A lo largo de los años, el Festival de la Leyenda Vallenata ha sido escenario para los más grandes exponentes del género, cuyas contribuciones han moldeado la identidad musical del Caribe colombiano. Alfredo Gutiérrez, apodado ‘El rebelde del acordeón’ es uno de los nombres más célebres, habiendo conquistado la corona en 1974, 1978 y 1986, lo que lo convierte en tri-Rey Vallenato.

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Su innovación y energía en el escenario revolucionaron el género, inspirando a generaciones posteriores. Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, coronado en 1969 y primer Rey de Reyes en 1987, es otra figura clave. Su maestría técnica y sensibilidad artística lo convirtieron en un referente indiscutible para acordeoneros.

Calixto Ochoa, campeón en 1970, dejó un legado imborrable como compositor, con clásicos como ‘Los sabanales’ que ampliaron el alcance del vallenato. Julio Rojas Buendía, ganador en 1983 y 1994, destacó por su ejecución refinada y fue admirado por el nobel Gabriel García Márquez, quien veía en él la esencia del folclor vallenato.

Rafael Orozco, aunque conocido principalmente como vocalista del Binomio de Oro, transformó el vallenato al introducir un romanticismo que conquistó audiencias internacionales. Diomedes Díaz, ‘el Cacique de la junta’, es una figura monumental, cuya carrera estuvo marcada por éxitos musicales y controversias personales, pero su impacto en el género es innegable.

Jorge Oñate, considerado uno de los mejores cantantes vallenatos, elevó la importancia de la voz en las agrupaciones, mientras que Ómar Geles, homenajeado en la edición 58 del festival en 2025, permanece en la memoria por su genialidad como compositor y acordeonero.

Para las nuevas generaciones, Kaleth Morales, conocido como ‘el Rey de la nueva ola’, renovó el vallenato con sonidos contemporáneos antes de su trágica muerte, dejando un legado que sigue inspirando a artistas jóvenes.

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El Festival de la Leyenda Vallenata no es solo una competencia; es un espacio de preservación, evolución y celebración de la identidad colombiana. Cada año, Valledupar se transforma en un epicentro de música, danza y tradición, donde acordeoneros, cajeros, guacharaqueros y cantantes rinden homenaje a la riqueza del folclor.

El festival ha trascendido fronteras, llevando el vallenato a escenarios globales, mientras mantiene su esencia profundamente arraigada en las historias, paisajes y emociones del Caribe. Es un testimonio de cómo la música puede unir generaciones, regiones y corazones bajo una misma bandera.

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