En entrevista con Diva Rebeca, el actor colombiano aprovechó para hablar de algunos episodios de su vida. Sin duda, Roberto Cano está en el imaginario de muchos colombianos que se sentaban a ver la televisión en una época donde no existían las redes sociales y el mayor entretenimiento era ser fiel a las novelas de los canales nacionales.

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Y precisamente recordó cuando lo invitaron a una de las versiones del famoso ‘reality’ ‘La isla de los famosos’. Contó que lo volvieron a invitar a esta temporada. “Ya hice esa vuelta. Ya estuve allá, ya sé lo que es. Antes me parecía mucho más interesante. Ya lo viví”, aseguró.

Pero la insistente Rebeca aprovechó para preguntar si esto es un formato manipulado. Cano respondió: “No, no es arreglado para nada. Allá lo dejan a uno y suerte y mire qué hace. Le tocaba a uno ganarse la comida en las pruebas”.

Según Roberto, participó 15 días porque se partió el pie con restos de un manglar con el que se topó en la playa donde grababan el programa. “Me sacaron. Después me tuvieron como un mes guardado porque el programa no había salido al aire y ahí sí pudiera regresar a Bogotá”, recordó.

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Pero la Diva Rebeca, insistió sobre lo que vino después de regresar a su realidad en Bogotá. Por ese entonces mantenía una relación amorosa con la actriz Carolina Acevedo, y los rumores de la época hablaron de una supuesta infidelidad. “Llevaba como un año y medio de casado. Se nos acabó el amor, pero bien. Las separaciones nunca son fáciles, eso es como una corrida de piso donde todo se desestabiliza y ya la relación con Carolina Acevedo un año después era como antes de ser novios, ya todo bien”, contó el artista.

Sobre lo que vino después, confesó que dolió y que prefirió darle pronto trámite dado que pensó que iba a enloquecerse.

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“Soy de tusas intensas, la vivo con ganas, me cuesta como trabajo desprenderme de lo construido, de los momentos, de los lugares comunes, de la familia, de eso es todo lo que termina uno armando una cosa que después es una pereza volver a empezar. Lo peor de terminar es volver a empezar. Las vivo, las siento, las digiero, y salgo de eso porque si no se enloquece uno pensando. Lo mejor es soltar, dejar ir”, concluyó el también pintor.