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A menos de dos meses de las elecciones locales y regionales, Barranquilla será el escenario de otra tormenta política. La orden de captura contra Arturo Char, miembro de una de las familias más poderosas del Caribe y hermano del candidato favorito a la Alcaldía de Barranquilla, genera preguntas sobre las movidas de poder en la región de cara a los comicios del 29 de octubre.
Como lo contó El Espectador el pasado fin de semana, todos los poderes tradicionales del Atlántico respaldan las apuestas políticas de la casa Char para este 2023. La candidatura de Alejandro Char, por ejemplo, cuenta con el apoyo de barones electorales como Efraín Cepeda (Partido Conservador), Mauricio Gómez Amín (Partido Liberal) y José David Name (La U).
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Esto, sumado al poder económico de los Char y a la poca fuerza de los sectores alternativos, le despeja el camino a un Alejandro Char que lidera las encuestas con un 86 % de favorabilidad, esto según la última encuesta de la firma Invamer, contratada por El Espectador, Blu Radio y Caracol.
Varios factores explican por qué Char, que salió en defensa de su hermano, lidera las encuestas y parece no tener inconvenientes para administrar Barranquilla por tercera vez. Según Diógenes Rosero, excandidato en esa ciudad y director del Foro Costa Atlántica, el poderío político, que se conjuga con el económico y mediático, bloquea las demás alternativas.
Desde Cambio Radical reconocen que esta situación ha jugado a su favor. “Es que no hay nadie que le haga peso a Álex, porque ninguno tiene propuestas, solo dicen que van contra Char y que son el cambio, se quedan ahí, pero eso no convence a la gente”, dice un congresista de ese partido y cercano al candidato.
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El fantasma de la compra de votos
El caso que tiene enredado a Arturo Char y su familia es el de la compra de votos para la campaña de Aida Merlano al Congreso en 2016. Según la excongresista, la Corte Suprema tiene “varios archivos en un solo compilado: documentales, registros fotográficos y videos que mostrarían claramente la participación no solo de Arturo, sino especialmente de Alejandro Char, que fue finalmente quien financió mi campaña y quien organizó todo ese disfraz para que terminara haciendo parte del entramado de corrupción”.
Según Merlano, el dinero para la compra de votos, calculado en más de $ 6.000 millones, habría salido de las coimas que contratistas como Faisal Cure, Julio Gerlein y Héctor Amaris, entre otros, pagaron presuntamente por contratos con las administraciones de la casa Char. Todos lo han negado. “Las mentiras de la señora Merlano tarde o temprano se pondrán en evidencia no solo ante mis jueces sino ante la opinión pública”, dijo hoy Arturo Char.
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Tras un recorrido por el Caribe, El Espectador constató que las maquinarías para la compra de votos ya empezaron a moverse, aunque ninguno se atreve a mencionar nombres de campañas o candidatos, justamente porque casos como el de Aida Merlano obligaron a manejar el proceso desde las sombras.
Un líder barrial de Barranquilla le dijo a este diario que desde hace varios meses inició la operación. Aseguró que en la región se están haciendo tres pagos: “al primero le dicen auxilio de marcha y es el que entregan casi tres meses antes de las elecciones. El otro adelanto llega más o menos el 15 de septiembre y el último se hace el mismo día de las elecciones, cuando la persona muestra su certificado de votación o, incluso, al otro día, cuando ya están los resultados”.
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Un candidato de la misma ciudad confirmó la versión. “Lo que hacen es preguntarles a sus líderes cuántos votos tienen y ahí hacen la cuentas. Suponiendo que el enlace tenga 100 votos en el barrio, a $ 150.000 cada uno, entonces son $ 15 millones. Lo que hacen es que les sueltan primero $ 5 millones, en septiembre otros $ 5 millones y el día de las elecciones, esta vez el 29 de octubre, los $ 5 millones que faltan”, dijo.
Ahora, con la orden de captura contra Arturo Char, seguramente los llamados líderes o mochileros intentarán esconder al máximo el andamiaje de la compra de votos. Por otra parte, el interrogante será qué pasará con el apoyo de los diferentes sectores políticos de Barranquilla a la casa Char. Aunque ninguno se ha pronunciado, hasta el momento ningún escándalo ha roto esa alianza que lleva más de 16 años marcando el rumbo de las elecciones en el Caribe.
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