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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 2, 2025 - 10:17 pm
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El proyecto inmobiliario Bonaire, dirigido por la empresa Ingenovac en Dosquebradas, Colombia, ha generado una fuerte controversia debido al impacto ambiental y social asociado con su desarrollo. Consistente en la edificación de dos torres de quince pisos, la obra ha causado inquietud en la comunidad local, que se ha manifestado a través de protestas y denuncias ante entidades ambientales. Si bien la compañía asegura contar con los permisos ambientales requeridos, así como con la titularidad del terreno, el avance del proyecto evidenció la vulnerabilidad del entorno, especialmente en sectores donde la biodiversidad tiene un papel central.

La tensión inició tras la tala de árboles, entre ellos el bambú amarillo y especies frutales, una acción ejecutada sin la implementación eficaz de un plan de ahuyentamiento de fauna. Como documentan testimonios y fotografías citados en el artículo original, especie silvestres como zarigüeyas, iguanas, serpientes y zorros resultaron desorientadas y se dispersaron hacia zonas residenciales. El ingreso de animales a viviendas ha sido documentado por los habitantes, ilustrando el grado de alteración generado en el ecosistema local a raíz de la transformación abrupta de su hábitat natural.

Ingenovac sostiene que un equipo conformado por dos biólogos inició labores de monitoreo y ahuyentamiento de fauna desde la semana previa a la tala, con el objetivo de minimizar los efectos negativos sobre la biodiversidad. Sin embargo, los vecinos de la zona y las veedurías ambientales han denunciado la ausencia de información precisa sobre los protocolos y resultados de estas actividades, lo que ha alimentado la desconfianza hacia la empresa y las autoridades ambientales involucradas. De acuerdo con documentos oficiales revisados, aunque existen registros de medidas tomadas para la protección de la fauna, no se detalla con claridad el alcance ni la efectividad de dichas acciones.

Este escenario revela lo complejo que resulta impulsar proyectos urbanos en áreas periurbanas ricas en biodiversidad. Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia advierte que la fragmentación del hábitat y la tala indiscriminada provocan cambios en el comportamiento animal y conflictos vecinales, además de poner en riesgo a especies vulnerables. Por otra parte, según la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), las brechas en la comunicación y la falta de socialización efectiva durante los procesos de licenciamiento ambiental suelen traducirse en conflictos sociales prolongados y una erosión de la legitimidad institucional.

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Caso similar se ha observado en distintos países de Latinoamérica, tal como destaca un informe del World Wildlife Fund (WWF) en Perú, donde la omisión de planes de manejo adecuados para la fauna derivó en consecuencias negativas irreversibles tanto para el entorno natural como para la aceptación social de obras urbanísticas. En esa línea, entidades como la Fundación Natura subrayan la necesidad de adoptar protocolos rigurosos y mecanismos de monitoreo y participación ciudadana, como garantía de que el desarrollo urbano no implique deterioros que socaven la viabilidad y legitimidad de los proyectos.

El caso de Bonaire en Dosquebradas emerge, así, no solo como un episodio puntual de transformación urbana, sino como una ilustración de los desafíos inherentes a la búsqueda de equilibrio entre crecimiento económico, protección ambiental y tejido social.

¿En qué consiste un plan de ahuyentamiento de fauna? Un plan de ahuyentamiento de fauna es una serie de acciones diseñadas para desplazar de manera segura a los animales silvestres antes de que se produzcan intervenciones que afecten su hábitat, como la tala de árboles o la construcción. Su propósito es evitar lesiones o muertes innecesarias y minimizar la irrupción de la fauna en áreas habitadas por humanos. En situaciones como la de Dosquebradas, la ejecución de estos planes debería abordar no solo el desplazamiento, sino también el monitoreo previo y posterior, además de la socialización con la comunidad involucrada para asegurar transparencia y efectividad. La falta de claridad sobre los procedimientos adoptados genera desconfianza entre los habitantes y complica la gestión de conflictos derivados.

¿Qué papel juega la socialización en los procesos de licenciamiento ambiental? La socialización en procesos de licenciamiento ambiental implica informar, consultar y permitir la participación activa de la comunidad que se verá afectada por un proyecto. Según la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), este proceso es fundamental para identificar preocupaciones, incorporar recomendaciones y construir confianza entre los distintos actores. La ausencia de socialización adecuada puede desembocar en resistencia social, protestas y desgaste en la relación entre empresas, autoridades y ciudadanía, como se ha evidenciado en el caso del proyecto Bonaire y otros desarrollos urbanísticos en Colombia.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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