“A pesar de las numerosas intervenciones con Colombia para levantar las medidas injustificadas, no hemos recibido una respuesta satisfactoria”, dijo la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström.

Todo comenzó cuando el gobierno colombiano abrió una investigación en agosto de 2017 sobre las importaciones de papas congeladas procedentes de Bélgica, Alemania y Países Bajos, un procedimiento que concluyó en noviembre de 2018 con la imposición de derechos de antidumping por dos años.

Bruselas estima que estos aranceles adicionales de entre el 3 % y el 8 %, que son incompatibles con el derecho de la Organización Mundial del Comercio (OMC), afectan a “casi el 85 %” de las exportaciones de la Unión Europea (UE) de papas fritas congeladas a Colombia, “por un valor superior a los 19 millones de euros al año”.

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La UE inició así un procedimiento de diferencia comercial ante la OMC para tratar de lograr una solución negociada con Colombia. Si en 60 días no se logra, la UE podría pedir la creación de un grupo especial para abordar el caso.

“Esperamos que Colombia vuelva a la situación original y dé marcha atrás a su decisión”, explicó en rueda de prensa el portavoz del ejecutivo comunitario, Daniel Rosario.

Bélgica, uno de cuyos símbolos más internacionales son las ‘frites’ junto a la cerveza y los bombones, había urgido a la Comisión a actuar.

Bélgica produjo el año pasado unos 2 millones de toneladas de patatas fritas congeladas, según datos de Belgapom. El 90 % de la producción se exporta y un tercio va fuera de la UE.