Escrito por:  Redacción Economía
Jul 8, 2025 - 11:50 am

El presidente Donald Trump reactivó su ofensiva comercial global al anunciar aranceles de al menos 25 % sobre importaciones de 14 países desde el primero de agosto, salvo que se logren acuerdos favorables a Estados Unidos.

Las cartas oficiales fueron enviadas a gobiernos de Asia, África y Europa del Este, mientras que se prevé que Trump extienda estas notificaciones a unos 40 países más, entre los que podría estar Colombia.

(Vea tambiénDesde la Casa Blanca bajaron de la nube a Petro: desconocen si Trump vio carta que le envió).

La decisión se da tras el fracaso de pactar “90 acuerdos en tres meses” y como respuesta a lo que Washington califica de prácticas comerciales injustas.

Lee También

Colombia ya enfrenta desde abril un arancel universal del 10 % más un 50 % para acero y aluminio.

Pese a gestiones del Gobierno de Gustavo Petro, EE. UU. exige resolver 19 temas críticos antes de reconsiderar estas medidas.

La tensión aumentó tras el ingreso de Colombia al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, interpretado por Trump como un giro hacia políticas “antiamericanas”, lo que podría derivar en un nuevo arancel del 10 %.

Además, el clima bilateral se deterioró tras acusaciones de Petro contra el secretario de Estado Marco Rubio, complicando las negociaciones. La Casa Blanca insiste en que estos aranceles protegen la economía estadounidense frente a décadas de competencia desleal.

Cómo funcionan aranceles de Donald Trump

Los aranceles impulsados por el presidente Donald Trump representan una estrategia agresiva de política comercial con la que Estados Unidos busca redefinir su relación económica con buena parte del mundo. Estos aranceles funcionan como impuestos que se aplican a productos importados, elevando su precio en el mercado estadounidense y generando presión para que los países exportadores modifiquen sus prácticas comerciales, firmen acuerdos bilaterales más favorables para Washington o, al menos, reduzcan lo que Estados Unidos considera “competencia desleal”. La administración Trump presentó esta política como un acto de defensa de los intereses nacionales, aunque muchos países la interpretan como proteccionismo extremo que puede desestabilizar la economía global.

La estrategia incluye varias capas. Primero, existe un arancel universal del 10 % que, desde abril, se aplica de forma generalizada a las importaciones provenientes de todos los países del mundo, afectando especialmente sectores sensibles como la manufactura, los metales y los productos agrícolas. A esto se suman tarifas adicionales recíprocas de hasta el 50 % para un grupo selecto de 57 países, la mayoría del sudeste asiático, que según Estados Unidos mantienen desequilibrios en su balanza comercial o subsidian de forma desleal a sus empresas exportadoras. Estas medidas, según Trump, buscan nivelar el terreno de juego y obligar a sus socios a renegociar acuerdos más equilibrados.

Más recientemente, Trump anunció aranceles de al menos 25 % a las importaciones de 14 países específicos, a menos que estos firmen acuerdos antes del 1° de agosto. En algunos casos, como Tailandia o Bangladés, las tarifas anunciadas son incluso mayores, superando el 35 %, lo que afectaría de manera directa a sectores como el textil y la electrónica, claves para sus economías.

Adicionalmente, el presidente republicano advirtió que cualquier país que respalde políticas de los BRICS o que trate de eludir estos aranceles usando rutas indirectas de exportación enfrentará aranceles adicionales del 10 %. Esta postura refuerza su política de castigar no solo las acciones económicas, sino también las decisiones geopolíticas que Estados Unidos considera contrarias a sus intereses.

La lógica detrás de estas medidas es usar el peso del mercado estadounidense como palanca para obligar a otros países a aceptar condiciones comerciales más favorables.

Sin embargo, las consecuencias han generado preocupación mundial: desde la posible subida de precios de productos importados hasta el riesgo de una guerra comercial a gran escala. Así, los aranceles de Trump en 2025 funcionan como un mecanismo de presión diplomática y económica, que busca reposicionar a Estados Unidos como el centro dominante del comercio global, aunque a costa de tensiones crecientes con sus principales socios comerciales.

* Pulzo.com se escribe con Z

Lee todas las noticias de economía hoy aquí.