Este lunes 21 de noviembre se confirmó el fallecimiento de Gabriel Camargo Salamanca, quien durante varios años se desempeñó como el máximo accionista del Deportes Tolima.

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De acuerdo con lo comunicado por el club ibaguereño, el boyacense de 80 murió producto de un cáncer de tiroides, el cual le fue diagnosticado en marzo del presente año.

Pero más allá de su faceta como directivo de un club de fútbol —en la que se caracterizó por comprar jugadores a muy bajo costo para luego venderlos por fortunas—, Camargo ejerció diferentes labores que poco a poco lo llevaron a construir un gran poder económico.

Qué negocios tenía Gabriel Camargo

Antes de llegar al equipo ‘Pijao’, el empresario estuvo involucrado en el sector agropecuario y logró ser senador de la República. La primera faceta, en la que fue ganadero y avicultor, se dio hacia 1960, cuando montó una granja de cultivo de pollos en Fusagasugá junto a su esposa, la exgobernadora de Cundinamarca, Leonor Serrano de Camargo.

Según le contó el propio Camargo a El Nuevo Día hace varios meses, viajaron a Estados Unidos y compraron más de 1.000 gallinas. A partir de ese momento, se dedicaron a la producción y venta de huevos, con la que pagaban un crédito que habían sacado.

Tiempo después, la pareja fundó la empresa Colombiana de Incubación (Incubacol), en la cual se dedicaron única y exclusivamente a la reproducción de aves y a la venta de pollos y gallinas reproductoras. La empresa creció hasta convertirse en una de las más importantes de la avicultura en el país.

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Cuando quiso entrar al negocio del fútbol, Camargo tuvo la posibilidad de convertirse en accionista de Kokoriko. Una vez llegó a Ibagué en la década de los 80, el exsenador conoció a Luis Ernesto Camacho, ingeniero de las obras de Eduardo Robayo —dueño de la cadena de restaurantes Kokoriko—, de quien se hizo socio, según le contó al mismo tiempo en su momento.

“Yo era socio de Eduardo Robayo en varios negocios, él como era el mayor accionista de Kokoriko estaba construyendo el edificio de la carrera Tercera, y el arquitecto que lo construyó era amigo de Héctor Rivera, presidente del Deportes Tolima”, aseguró Camargo al periódico.

Camargo aseguró que el equipo estaba pasando por una crisis económica, por lo que lanzaron acciones a la venta.

“Deportes Tolima emitió acciones por 10 millones de pesos y ahí vinieron Rivera, Robayo y el arquitecto a mi oficina en Bogotá, y Eduardo, gran amigo mío, dijo: ‘Si Gabriel entra al negocio, yo entro”. En esa ocasión no concreté la compra. Pero lo cierto es que de los $ 10 millones de capital del Tolima, unos socios tenían $ 1.200.000, entonces Robayo compró $ 4 millones y yo $ 4 millones, eso fue en 1979”, agregó el fallecido empresario, sobre cómo fue su llegada al club.

En su vida política, Camargo fue diputado de la Asamblea Departamental de Cundinamarca entre 1994 a 1998, concejal de Fusagasugá y senador durante el periodo 1998-2002, cuando Andrés Pastrana era el presidente.