“El deterioro de la calidad del agua está obstruyendo el crecimiento económico, empeorando las condiciones de salud, reduciendo la producción de comida y exacerbando la pobreza en muchos países”, dijo el presidente del Banco Mundial, David Malpass.

El informe determina que cuando la Demanda Biológica de Oxígeno, un índice que mide la contaminación orgánica, sube de los 8 milígramos por litro, el crecimiento del PIB se reduce en 0,83 puntos porcentuales.

Tanto los países ricos como los pobres, según el estudio, sufren altos niveles de contaminación de las aguas. Sin embargo, esta no disminuye con el crecimiento económico, sino que tiende a aumentar cuando hay prosperidad.

El Banco Mundial advierte sobre la amenaza emergente de los microplásticos, residuos de menos de 5 milímetros. “Algunos estudios los han detectado en un 80% de las fuentes de agua potable, 81% del agua corriente municipal e incluso en un 93% del agua embotellada”, subraya el informe.

El estudio alerta también sobre el uso del nitrógeno como fertilizante y su impacto para el medioambiente, que repercute sobre la salud de las personas al punto que puede, incluso, opacar los beneficios en la agricultura. Esto debido a que gran parte del nitrógeno que se usa como fertilizante llega a los ríos, los lagos y los océanos, lo que estimula las algas y crea “zonas muertas” por falta de oxígeno.

Otra amenaza emergente son los productos farmacéuticos, en un momento en que el uso de medicamentos a nivel mundial ha aumentado debido al desarrollo. El Banco Mundial señala que hay al menos tres formas por las cuales los productos farmacéuticos llegan al medioambiente, la más frecuente de las cuales es a través de las excreciones y la orina de animales y de personas.

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Más del 80% de las aguas residuales del mundo —un 95% en el caso de algunos países en desarrollo– son vertidas al medioambiente sin tratamiento. Los autores del estudio señalan que la inversión en el tratamiento sigue siendo crítica, ya que habitualmente es imposible o demasiado caro mitigar toda la contaminación en la fuente.

“Con el aumento de la escasez que se espera que se produzca con el crecimiento de la población y el cambio climático, el mundo no puede permitirse desperdiciar y contaminar sus preciados recursos hídricos”, concluyen.