El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
El crédito educativo ofrecido por el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex) ha sido durante décadas un instrumento crucial para facilitar el acceso a la educación superior entre jóvenes que no cuentan con recursos suficientes. Una pieza fundamental de este modelo es el deudor solidario, que puede ser una persona natural o jurídica encargada de respaldar legalmente la obligación financiera del estudiante, desde la adjudicación del crédito hasta el pago total del mismo. Este esquema proporciona seguridad al sistema crediticio del Icetex, garantizando que existan mecanismos sólidos para el retorno de los recursos prestados. Sin embargo, también impone una serie de deberes y condiciones que en ocasiones son poco comprendidos por los estudiantes y sus familias.
El papel del deudor solidario va más allá de servir como simple aval. Exige el cumplimiento de rigurosos requisitos y un proceso exhaustivo de análisis financiero, coordinado por la Central de Información Financiera (CIFIN). Las personas naturales interesadas en asumir este rol deben acreditar que no tienen obligaciones vencidas con el Icetex ni con otras entidades crediticias, demostrar ingresos suficientes, mantener un historial crediticio favorable y estar por debajo de los 65 años para el momento de legalizar el compromiso. En el caso de personas jurídicas, estas deben tener más de dos años de constitución, presentar un patrimonio superior al monto del crédito solicitado y contar con una autorización formal para participar como garantes. Según informes oficiales del Icetex, estas condiciones pretenden minimizar el riesgo de incumplimiento y garantizar un respaldo sólido.
El Icetex establece que el deudor solidario no puede cambiarse durante la vigencia del crédito, a excepción de causas justificadas como fallecimiento, incapacidad total o privación de libertad. Esta inflexibilidad ha impulsado a diversos sectores a solicitar reformas que permitan tener alternativas para modificar al deudor cuando cambian las circunstancias familiares o económicas del núcleo del estudiante. Tal preocupación ha sido resaltada por medios como El Espectador, que evidencian la ansiedad creciente entre usuarios y buscan llamar la atención sobre la urgencia de modernizar la normativa vigente.
De acuerdo con el último balance anual del Icetex correspondiente a 2024, se registran más de 500,000 beneficiarios activos de créditos educativos, en su mayoría jóvenes provenientes de contextos vulnerables (Datos Icetex 2024). Paralelamente, estudios realizados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) confirman que el acceso a la educación superior en Colombia ha aumentado en los últimos años, aunque todavía persiste una profunda brecha socioeconómica, particularmente entre los estudiantes que dependen del financiamiento externo para evitar la deserción universitaria.




Ante este panorama, especialistas en educación y economía, como la economista María Zambrano, sostienen que si bien el sistema de crédito educativo del Icetex ha significado un avance en términos de inclusión, todavía afronta grandes retos de modernización. En entrevista citada por la Revista Educación y Sociedad (2024), Zambrano subraya la importancia de revisar las exigencias para quienes respaldan los créditos— en especial docentes y trabajadores informales, grupos que suelen enfrentar dificultades específicas. Por su parte, la Red por el Derecho a la Educación propone complementar el esquema con becas y subsidios, a fin de aliviar la presión financiera sobre los deudores solidarios y sus familias.
El Informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también destaca que los mecanismos crediticios deben combinarse con políticas de acompañamiento financiero y orientación vocacional para mejorar la tasa de graduación y prevenir la morosidad. Este análisis coincide con las demandas de mayor flexibilidad y protección social, sugiriendo que la modernización normativa del Icetex representa un desafío urgente para las autoridades educativas del país.
Para la solicitud de créditos, el Icetex exige a los deudores solidarios una serie de documentos rigurosos, como certificaciones laborales, estados financieros, formularios sobre antecedentes crediticios y garantías legales. Esta exigencia documental es esencial para avalar la responsabilidad del garante y asegurar una gestión crediticia transparente y segura, conforme reitera el propio Icetex en sus disposiciones institucionales.
Finalmente, experiencias de países como México y Chile evidencian alternativas de flexibilización mediante mecanismos como seguros contra desempleo o invalidez, según un reporte reciente del Banco Mundial. Estas innovaciones buscan fortalecer la equidad y sostenibilidad del acceso a la educación superior y podrían servir de inspiración para futuras reformas en Colombia.
En síntesis, aunque el deudor solidario continúa siendo el respaldo fundamental para garantizar el crédito educativo en el Icetex, su complejidad y el peso de sus responsabilidades subrayan la necesidad de actualizar y perfeccionar el sistema. Documentos oficiales, reportajes y recomendaciones internacionales coinciden en la urgencia de una transición hacia políticas más inclusivas y sostenibles, que protejan tanto a estudiantes como a sus familias sin comprometer la estabilidad de la educación pública.
¿Qué sucede si el deudor solidario presenta una incapacidad económica después de haber sido aceptado?
Esta pregunta surge por la preocupación de muchas familias frente a la posible alteración en la capacidad financiera del deudor solidario durante el periodo del crédito. En el modelo actual del Icetex, sólo ciertas causas excepcionales como incapacidad física total, fallecimiento o prisión permiten modificar al garante original. Por lo tanto, en situaciones de crisis económica, la normativa vigente todavía presenta limitaciones para proteger al estudiante y su red de apoyo, indicando la necesidad de reformas más adaptadas a la realidad de los usuarios.
El tema es relevante porque la estabilidad financiera de los garantes puede variar con el tiempo y, al no existir rutas claras para su remplazo en caso de dificultades económicas no contempladas en las excepciones, los estudiantes pueden quedar expuestos a riesgos de mora y pérdida del apoyo educativo. La discusión sobre la flexibilización de estos criterios sigue siendo central en el debate público y en los reclamos ante las instituciones.
¿Qué significa "historial crediticio favorable" en la evaluación del deudor solidario?
El término "historial crediticio favorable" es un requisito clave mencionado por el Icetex para personas que desean ser deudores solidarios, y su interpretación es esencial en la decisión de admisibilidad. Un historial favorable implica no sólo ausencia de morosidad, sino también evidencia de pagos cumplidos y manejo responsable de obligaciones previas ante bancos o entidades crediticias. Esto es verificado a través de la Central de Información Financiera (CIFIN), reflejando la confianza que inspira el garante ante nuevos compromisos.
Esta exigencia proporciona una base objetiva para la selección, pero también limita las oportunidades a quienes, pese a contar con ingresos, han tenido dificultades crediticias puntuales. Por ello, la claridad en el concepto es fundamental para que quienes aspiran a apoyar a los estudiantes comprendan plenamente los parámetros institucionales y preparen su documentación con antelación.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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