La economía de Estados Unidos retomó el crecimiento tras contraerse los dos trimestres anteriores, dando un respiro al presidente Joe Biden antes de las elecciones de mitad de mandato, y al mundo entero que está pendiente de su desempeño, pero el inicio de una recesión podría ser solo cuestión de tiempo.

Durante los tres meses de julio a septiembre, el Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos creció 2,6 % a tasa anualizada, según la primera estimación del Departamento de Comercio publicada este jueves. Por lo tanto, la economía más grande del mundo se está expandiendo por primera vez desde principios de 2022, y el repunte es más fuerte de lo previsto, dado que los analistas esperaban un crecimiento del PIB del 2,3 %.

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El PIB estadounidense se contrajo en los dos primeros trimestres del año, cayendo 1,6 % y luego un 0,6 %, pero sin entrar en recesión, según la administración Biden y muchos economistas.

Porque, si bien estos dos trimestres consecutivos de caída del PIB corresponden a la definición comúnmente aceptada de recesión, la solidez del mercado laboral en particular no permite que la mayor economía del mundo entre en esta categoría.

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El cálculo del PIB a tasa anualizada, medida favorecida por Estados Unidos, compara con el trimestre anterior y luego proyecta la evolución a lo largo de todo el año. El crecimiento es del 0,6% si se lo compara simplemente con el trimestre anterior, al igual que otras economías avanzadas.

Riesgos de recesión económica en 2023

Este repunte es una buena noticia para Biden antes de los comicios del 8 de noviembre, que podrían privarle de su mayoría demócrata en el Congreso. De hecho, la situación económica del país ha socavado el repunte que el campo demócrata tenía hasta hace poco en las encuestas.

Pero los riesgos de recesión persisten para los próximos meses. El propio Biden había mencionado a principios de mes la posibilidad de una “recesión muy leve”. El tema es la inflación, que se mantiene cerca de su nivel más alto en 40 años, en 8,2 % en 12 meses a septiembre en Estados Unidos, y reduce el poder adquisitivo de los hogares.

Sobre todo, porque el remedio a esta subida de precios es frenar la economía subiendo las tasas de interés. Los préstamos hipotecarios o de consumo ahora cuestan mucho más que antes. Menos consumo y menos inversión deberían permitir enfriar una economía recalentada.

La Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, es la que tiene las cartas en la mano para luchar contra la inflación. Para ello, está aumentando gradualmente sus tasas, de manera de alentar a los bancos comerciales a hacer lo mismo al otorgar préstamos.

Después de cuatro aumentos ya, debería continuar este impulso en su próxima reunión, el martes y miércoles.

Y la desaceleración podría ser global dado que la inflación es alta en muchas regiones. Varios países desarrollados podrían entrar en recesión en 2023, como Alemania e Italia, advirtió recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI).