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Periodista     Dic 4, 2024 - 10:33 am

Reza el popular adagio que en ‘Colombia es muy difícil hacer negocio’, pues los problemas para formalizar las empresas, los altos impuestos y la numerosa competencia que hay en el mercado son apenas algunas de las trabas que deben afrontar.

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Justamente, esa complicada prueba la tuvo que pasar una de las creadoras de la mencionada compañía a quien, de arranque, los centros comerciales le cerraron la puerta para comercializar sus crispetas de diversos sabores.

Daniela, una de las fundadoras de la marca comentó que su modelo de negocio estaba “catapultado al fracaso”, pues a muchos centros comerciales se les dio por no permitirles el ingreso para ver sus crispetas, ya que los cines eran “los que mandaban” en ese tipo de ventas.

“Nosotros no vendemos la crispetas de los cines” fue la respuesta que Paula y Daniela dieron una y otra vez para convencer a los administradores de que les permitieran entrar a sus áreas comerciales para dar a conocer, aún más, sus productos que ya gozaban de cierto reconocimiento en Bogotá.

En un centro comercial les dieron la confianza, pero con un gran reto: “Si ustedes logran demostrar que sus crispetas son diferentes a las de los cines, entonces pueden entrar”. La innovación en sus sabores y empaques, les salvaron el pellejo, porque pudieron empezar a dar a conocer su marca y expandirse rápidamente.

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El último empujón que necesitaban era el de Corferias, organización que les permitió entrar a la Filbo (Feria Internacional del Libro de Bogotá), pero solo para vender sus variedades de chocolate y caramelo.

Finalmente, varios centros comerciales decidieron darles la oportunidad de vender las crispetas de su marca allí y hoy, Maíz Kernel es una de las empresas jóvenes con mayor proyección en el país.

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