Así lo señalan expertos de la Oficina de la ONU Contra la Droga y el Delito, el Council on Foreign Relations de Estados Unidos y afganos que huyeron del país y están refugiados en Europa. 

“El talibán ha contado con el comercio de opio afgano como una de sus principales fuentes de ingresos”, detalló Cesar Gudes, jefe en Kabul de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Unodc), en conversación con Al Jazeera. 

Con la entrada de los talibanes en Kabul, el domingo, “estos son los mejores momentos en los que estos grupos ilícitos tienden a posicionarse” para expandir su negocio, dijo Gudes a ese medio catarí.

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Por ahora, pese a los miles de millones gastados durante años por la comunidad internacional para erradicar la amapola, Afganistán produce más del 80 % del opio mundial. Cientos de miles de puestos de trabajo dependen de ese negocio en un país gangrenado por el desempleo que dejaron 40 años de conflicto. 

Otras actividades criminales como la extorsión a empresas afganas y pakistaníes y los rescates obtenidos luego de secuestros de ciudadanos extranjeros son las principales fuentes de ingresos para el talibán, añadió Charles Kupchan, del Council on Foreign Relations, quien detalló que los “impuestos” por mover carga dentro de sus territorios también les dejan buena plata. 

Aunque su economía depende de actividades ilegales, los talibanes manifestaron que piensan potenciar la economía nacional e incluso recibir ayuda internacional (presumiblemente de Catar). 

Una de las primeras cosas que han dicho los talibanes después de tomarse Kabul, la capital de Afganistán, además de ostentar lo bien armados que están y de afirmar, entre otras cosas, que respetarán los derechos de las mujeres (algo que la comunidad internacional duda, pues ya mataron a una por salir a la calle sin burka), es que mejorarán la economía afgana. 

Las promesas del talibán no suenan realistas para analistas económicos y para exiliados que dejaron la nación después de la toma de Kabul. “Los talibanes ganaron militarmente, pero ahora tienen que gobernar. No es fácil”, aseguró Ajmal Ahmady, un afgano refugiado en Europa, que habló con el Financial Times. 

Afganistán depende tremendamente de la ayuda extranjera”, subraya Vanda Felbab-Brown, especialista de Afganistán en la Brookings Institution, para quien el monto de las ayudas es al menos “10 veces superior” a los ingresos de los talibanes. 

En 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) afgano sumó 19.810 millones de dólares, mientras que el flujo de ayuda representó 42,9 % del PIB, según el Banco Mundial.