
Las 12 preguntas que el Gobierno ha propuesto para ser llevadas a consulta popular con el objetivo de revivir la reforma laboral parecen alejarse de los objetivos de generar empleo y reducir la informalidad, dos de los grandes retos del mercado laboral colombiano.
Así lo considera Luis Fernando Mejía, director del centro de pensamiento Fedesarrollo, quien en entrevista con El Tiempo advierte que, de implementarse, estas propuestas podrían empeorar el panorama laboral, especialmente para los pequeños comercios.
(Vea también: Dura respuesta de Mario Hernández por las 12 preguntas de Petro: “Quieren trabajar menos”)
¿Las preguntas de la consulta popular son un disfraz para aprobar la reforma laboral que no aprobó el Congreso?
Según Mejía, el contenido de la consulta no representa un cambio real frente al proyecto original que fue archivado por el Congreso en dos oportunidades. “Las preguntas que ha publicado el Gobierno van en la misma línea de la reforma que ya fue rechazada. Como el espíritu es exactamente el mismo, las consecuencias serían iguales”, asegura.
En ese sentido, el director de Fedesarrollo advierte que la propuesta se enfoca en aumentar el costo del empleo formal, sin atacar los factores estructurales que generan la alta informalidad, que hoy afecta al 57 % de los trabajadores. Esto, sostiene, podría derivar en un incremento de dos puntos porcentuales en la informalidad y una pérdida de cerca de 451.000 empleos formales.
Además, uno de los puntos que más le preocupa es el impacto que tendría sobre los pequeños establecimientos comerciales. Fedesarrollo calcula que un microestablecimiento podría enfrentar un aumento del 10 % en su costo mensual de nómina, un golpe significativo considerando que muchos de estos negocios operan con márgenes de ganancia del 2 % o 3 %. “Sería un choque muy negativo que generaría desincentivos a la generación de empleo formal”, advierte Mejía.
¿Qué piensa Fedesarrollo sobre las preguntas de la consulta popular?
El director de Fedesarrollo plantea que el enfoque de la reforma debería ser completamente distinto. “Cuando uno lee las preguntas, están alineadas con la propuesta original del Gobierno que pretendía aumentar el costo del empleo formal”, explica. Y recuerda que incluso la exministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, reconoció que la reforma no estaba enfocada en crear empleo.
Mejía señala que aunque hay temas válidos en la discusión —como la definición de la jornada diurna o los recargos por trabajo en domingos y festivos— estos no deberían ser el eje central de una reforma que pretende atacar problemas tan estructurales como el desempleo y la informalidad. “Estos recargos suenan bien para el trabajador, pero van a tener una afectación importante, especialmente para sectores como el comercio que operan intensamente en horarios nocturnos y fines de semana”, advierte.
¿La reforma laboral debe aprobarse en una consulta popular?
Desde Fedesarrollo, la postura es clara: una reforma laboral debe ser discutida en el Congreso, con un enfoque integral y técnico. “Más que pensar en qué preguntas incluir o sustituir en una consulta, nuestro llamado es a que se dé un debate serio y estructurado en el Congreso”, afirma Mejía.
Ese debate, según el centro de pensamiento, debería enfocarse no solo en los elementos que encarecen el empleo formal, sino también en cómo eliminar barreras para formalizar el empleo y crear incentivos efectivos para estimular la contratación formal en todos los sectores.
En resumen, Fedesarrollo advierte que insistir en una reforma con el mismo enfoque que ya fue rechazado podría traer consecuencias graves para el mercado laboral, especialmente para las pequeñas empresas, y no resolvería los problemas que pretende atacar. La solución, insiste Mejía, está en cambiar el enfoque del debate y buscar una ruta más técnica, realista y estructural.
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