Mediante un comunicado de prensa, el cuerpo de seguridad indicó que más de 1.000 aficionados se congregaron en el Staples Center, estadio de los Lakers, luego de que el equipo angelino venciera 106-93 a los Heat de Miami.

“Lo que comenzó como una celebración mayormente pacífica por el campeonato de la NBA en el centro de la ciudad terminó en un comportamiento violento y destructivo. Individuos revoltosos mezclados dentro de la multitud comenzaron a lanzar botellas de vidrio, piedras y otros (tipos de) proyectiles a los oficiales”, puntualizó el LADP.

La Policía de Los Ángeles, igualmente, aseguró en el documento que ocho uniformados resultaron heridos y que más de 30 edificios fueron afectados por la violencia. Además, enfatizó que los detenidos fueron procesados por vandalismo, ataques contra la fuerza pública y desobediencia a la orden de dispersión.

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“Se declaró el festejo como una asamblea ilegal, y sólo un número limitado de personas cumplieron y comenzaron a dispersarse. La mayor parte del grupo se separó y comenzó a vandalizar negocios, mientras mantenía su comportamiento violento”, concluyó.

Aunque las autoridades habían recomendado no reunirse en el centro de la ciudad para el juego debido a las restricciones vinculadas a la pandemia del COVID-19, los fanáticos hicieron caso omiso y la celebración del título de los Lakers finalizó en desmanes.