Cuando la colegiada pitó el final en el Estadio Alfonso López de Bucaramanga todo fue una explosión de sentimientos; las jugadoras que estaban con la tensión de la competición se liberaron con el silbato que ratificaba que el objetivo de meterse en la final y con ello volver a un Mundial y a los juegos Olímpicos estaba hecho, lo cual desató sentimientos de alegría, festejos e incluso lágrimas de emoción.

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Catalina Pérez no se pudo contener en las declaraciones pospartido; la portera del Real Betis Féminas reflejaba a flor de piel que todos los sacrificios por los que atravesaron valieron la pena.

“Soñamos tanto con llegar a la final, vamos por el título, soñamos con esa copa del mundo, soñamos con los olímpicos y gracias a Dios estamos ahí”, dijo la futbolista.

Fue tal la emoción de Catalina que hasta la misma jugadora pidió perdón al darse cuenta del tono de sus declaraciones: “Me siento un afortunada de jugar con ellas, perdóname que estoy así pero estoy muy feliz”, incluso el periodista que le estaba haciendo las preguntas, entendiendo el contexto de la situación la libera y le dijo: “Catalina, vaya celebre con ellas”. Una imagen que realmente emociona y transmite todo lo que no se ve en las cámaras, el esfuerzo y la dedicación de ellas.

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La celebración desde adentro

Momentos más tarde en el camerino la celebración del fue a ritmo de Ryan Castro con su canción ‘Monastery’, así lo mostró la jugadora Daniela Arias desde su cuenta de Instagram mediante un ‘live’ que permitió ver desde el vestuario la felicidad de las jugadoras.

A su vez nos mostraba la comunión que hay entre las que tienen más experiencia y las nuevas generaciones ya que Gabriela Rodríguez (sub-17) y Gisela Robledo (sub-20) salen en el video como una más del plantel e igual de emocionadas que el resto de sus compañeras.

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Una Selección Colombia que se merece una celebración de ese tamaño ya que también es una pequeña recompensa a su lucha diaria, contra dirigentes de un fútbol femenino colombiano que desborda talento en todas sus categorías pero que está gestionado de manera terrorífica.