Según contó el mismo Italo Ferreira a la agencia AFP, antes de competir en Tokio 2020 (2021), empezó a domar las olas encaramado en la tapa de icopor de la nevera donde su padre almacenaba los pescados que vendía en el noreste de Brasil. Ahora es el vigente campeón olímpico y mundial.

A veces, sus primos le prestaban una tabla para desafiar el mar de Baía Formosa, la ciudad costera del estado de Rio Grande do Norte, donde nació hace 27 años.

“Un día un primo me dio una tabla rota, pero era suficiente y mejor que el poliestireno (icopor). Después mi papá me compró una tabla, la pagó con un pescado y el resto en dinero. A partir de entonces empecé a surfear un poco más”, contó Ferreira.

Tenía 8 años cuando se aventuró por primera vez en esta disciplina. Casi 2 décadas después, en las mismas aguas donde hizo sus primeras maromas, pero ahora transformado es uno de los mejores surfistas del mundo, afinó detalles para su debut de la especialidad en los Juegos Olímpicos.

Campeón del mundo en 2019 ーel campeonato de 2020 fue cancelado por la pandemiaー, Italo Ferreira era uno de los grandes favoritos al oro, junto a su compatriota Gabriel Medina, bicampeón y líder del escalafón mundial en 2021.

“Me siento uno de los favoritos, ganar es algo en lo que vengo trabajando y un deseo (…), de cierta forma puede cambiar mi vida, es algo que aún nadie conquistó y sería histórico”, dijo el brasileño antes de salir a competir.

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Luego Adriano de Souza ‘Mineirinho’ (2015) y Gabriel Medina (2014 y 2018), Ferreira fue el tercer brasileño en coronarse campeón mundial de surf. Ahora se convirtió en el primer ganador de ese deporte en unos Juegos Olímpicos.

Él mismo pateaba la bola cuando era niño jugando fútbol, pero terminaba peleando cuando le hacían una falta. “En el surf uno se desquita con la ola, no necesita pegarle a otra persona”, bromeó.

Hasta su adolescencia veía lo que hoy es su profesión como un hobby. Pero empezó a competir en torneos locales, a los que en ocasiones se inscribía pidiendo dinero en mercados y farmacias, y Luiz ‘Pinga’ Campos, reconocido descubridor de surfistas, se fijó en él.

“Ahí me di cuenta de que podría ir más allá si me dedicaba de lleno y así, cada vez que ganara un campeonato, podría ayudar a mis papás”, recordó.

Su carrera despegó en 2011 cuando ganó dos etapas del Mundial Junior; 4 años después le dieron el premio al mejor debutante del campeonato mundial y en la última competencia llegó a lo más alto, como la cara más fresca del surf brasileño, el más laureado de Latinoamérica.

Venimos de lugares donde nos tenemos que superar. Cada victoria te da mucha garra, mucha perseverancia, eso nos vuelve más profesionales, nos da más ganas de vencer”, aseguró.