Con el empate (0-0) de la tarde del sábadoAtlético Nacional revalidó una negra estadística ante Millonarios en el césped del Atanasio Girardot de Medellín. Los ‘verdolagas’ ya suman cinco años, cinco meses y 24 días sin victorias ante los ‘albiazules’ en su cancha, lo que desesperó a sus hinchas.

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Desde aquel 16 de septiembre del 2017, cuando el entonces equipo del español Juan Manuel Lillo se impuso por 3-2, el ‘Rey de Copas’ no sabe lo que es celebrar en su patio ante este contrincante, que tal parece le tomó la medida a domicilio. En especial su técnico, el samario Alberto Miguel Gamero.

De los últimos siete partidos, el foráneo ganó tres e igualó cuatro, y en esta ocasión se dio el gusto de hacerlo con nómina suplente; pues está enfocado en lo que será su visita de este miércoles (7:30 p.m.) frente al Atlético Mineiro de Brasil, en búsqueda del cupo a fase de grupos de la Copa Libertadores.

Incluso, en el ‘Coloso de la 74’, le ganó una Superliga: la del 2018, con doblete del delantero paraguayo Roberto Ovelar. Una seguidilla de resultados adversos que no han sido capaz de superar los estrategas que vinieron luego del ibérico, entre ellos el propio Autuori, que tuvo que resignarse con la paridad.

Más allá de que la historia en El Campín sea radicalmente distinta, pues en esta plaza el ‘verde’ eliminó en los cuadrangulares semifinales de la Liga BetPlay 1 2022 a los capitalinos, y ha sumado triunfos importantes en los últimos tres años. De ahí de que el sinsabor sea aún más mayúsculo.

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Pero además de no parar esta sequía de alegrías ante los ‘embajadores’, el dueño de casa desaprovechó la oportunidad de encumbrarse en solitario en el tablero de posiciones; pues con 13 unidades comparte el primer lugar con América, que jugará el martes ante Independiente Santa Fe.

Habrá que ver si ambos elencos se cruzarán en una instancia definitiva en lo que resta del año, porque de no ser así el periodo sin victorias ya superará los seis años: una especie de pesadilla para los fieles hinchas del cuadro antioqueño, que siguen sin dar crédito a esta especie de ‘paternidad’ naciente.