Colombia había esperado casi 30 años para volver a un Mundial. Era plena época de narcotráfico, violencia, terrorismo y desolación, por lo que el fútbol era una de las escasas expresiones de alegría para el país.

Después de ganarle a Emiratos Árabes y perder con Yugoslavia, la ilusión de la Selección se mantenía, pero dependía de no perder con Alemania, el subcampeón vigente y a la postre ganador de ese Mundial. El escenario fue la catedral del fútbol italiano, el estadio Giuseppe Meazza de Milán, donde los que brillaron no fueron los alemanes, sino la Colombia vestida de rojo que les plantó cara y lució mejor durante gran parte del encuentro, aunque no consiguió anotar.

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Sin embargo, la ilusión se venía abajo a tan solo un minuto de cumplirse el tiempo reglamentario, cuando Pierre Littbasrki aprovechaba uno de los escasos momentos de precisión de Alemania y un vacío por la banda derecha de Colombia para anotar el 1-0 que eliminaba a la tricolor de su segundo mundial.

El tiempo estaba cumplido y parecía que solo quedaba buscar pasajes de regreso. Incluso los europeos seguían atacando, pero se iluminaron los genios. Era tiempo de reposición, contra una de las mejores selecciones del planeta, a falta de un gol para cambiar la historia: el sueño de todo futbolista.

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Era el minuto 92, pero el partido estaba en manos del árbitro, que podría terminarlo cuando quisiera. Leonel Álvarez recuperó cerca de la propia área, salió pronto con Luis Alfonso Fajardo sabiendo que quedaba poco tiempo. Él tocó fuerte con Carlos Valderrama, que controló pese a lo fuerte del pase, defendió posición y pudo darse vuelta, abriendo con Freddy Rincón, quien tocó de primera para el ‘Bendito’ en el medio y salió corriendo hacia el espacio que había quedado a la espalda del defensa que había descontado.

Fajardo vio pasar a Valderrama y también se desprendió de inmediato de la pelota, mientras el 10 ya la tenía clara, filtró un pase al vacío aprovechando la carrera del ‘coloso’, que tenía una autopista directa al arco contrario. Bodo Illgner salió cubriendo todo el arco, pero el de Buenaventura no esperó y definió por en medio de sus piernas para anotar el gol más gritado por Colombia hasta ese día.

Los relatos el gol de Freddy Rincón a Alemania en Italia 90

Esa jugada de ensueño quedó plasmado en los relatos de quienes lo vivieron y se lo narraron al país; voces que se oyeron destempladas, al borde del llanto, que no cantaron el gol, sino que lo gritaron a rabiar y se desahogaron de tantos años de tristezas como país.

Quizá el más icónico de ellos es el de William Vinasco, que momentos antes había lamentado el gol alemán: “No nos lo merecíamos”, se repetía, como buscando consuelo y explicación en lo que significaba el fin del sueño mundialista. Eso hasta que llegó el contragolpe y se desató la locura:

Otros prefieren el canto de Édgar Perea:

Aunque el gol también se gritó con furia en otras partes del mundo, como Argentina, como lo recordó el periodista Juan Pablo Varsky:

La explosión de alegría y euforia quedó plasmada por el periodista José Clopatofsky, cuya foto recogió esos sentimientos y la furibunda celebración de Rincón:

Freddy Rincón falleció este miércoles 13 de abril, pero desde hace mucho tiempo es una leyenda. Un genio que incluso el escritor y sociólogo Eduardo Galeano inmortalizó:

“Fue en el Mundial del 90. Colombia había jugado mejor que Alemania, pero iba perdiendo 1 a 0 y ya estaban en el último minuto. La pelota llegó al centro de la cancha. Ella iba en busca de una corona de electrizada pelambre: Valderrama recibió la pelota de espaldas, giró, se desprendió de tres alemanes que le sobraban y la pasó a Rincón, y Rincón a Valderrama, Valderrama a Rincón, tuya y mía, mía y tuya, tocando y tocando, hasta que Rincón pegó unas zancadas de jirafa y quedó solo ante Illgner, el guardameta alemán. Illgner tapaba el arco. Entonces Rincón no pateó la pelota: la acarició. Y ella se deslizó, suavecita, por entre las piernas del arquero, y fue gol”. De ‘Fútbol a sol y sombra’.