El pugilista y ahora senador Manny Pacquiao tiene la mira puesta en una candidatura presidencial para reemplazar al mandatario Rodrigo Duterte en las elecciones de 2022.

“Es difícil para mi aceptar que mi tiempo como boxeador ha terminado”, dijo en un video colgado en Twitter que rápidamente se volvió viral. “Hoy anuncio mi retirada”.

La estrella del ring lanzó este anuncio semanas después de perder su último combate profesional de boxeo ante el cubano Yordenis Ugas en Las Vegas.

Pacquiao, que entró en política en 2010, anunció la semana anterior sus aspiraciones presidenciales en Filipinas, país insular del sureste asiático.

En el video, Pacquiao dijo que el boxeo le había dado “la oportunidad de luchar para salir de la pobreza” y “el coraje para cambiar más vidas”:

“Nunca olvidaré lo que he hecho y logrado en mi vida. No puedo imaginar que acabo de escuchar la última campana”, expresó el filipino, considerado uno de los mejores pugilistas de la historia.

Pacquiao es un ídolo para muchos en Filipinas, tanto por la potencia de sus puños como por su ascenso de la miseria a la cumbre del boxeo mundial. Pero también tiene numerosos detractores por su apoyo a la violenta guerra de Duterte contra las drogas, y por sus opiniones homofóbicas.

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En sus discursos ha prometido enfrentar la pobreza y la corrupción para atraer votantes con su historia de superación personal. Después de dos períodos como congresista y uno como senador, las ambiciones políticas de Pacquiao son realistas, aunque no tiene asegurada la victoria.

Muchos aficionados ven a Pacquiao como un ejemplo vivo de que el éxito es accesible para cualquiera que trabaje duro, sin importar su origen. Pero sus críticos apuntan que abandonó los estudios secundarios y carece de formación intelectual, además de que suele ausentarse del Senado, lo que deja dudas de su capacidad de gobernar el país de 110 millones de habitantes.