Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Gustavo Arbelaez   Oct 28, 2025 - 8:43 am
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Carlos Vega, un juvenil del Deportivo Pereira, lloró con amargura cuando fue expulsado del partido entre su equipo y el Deportivo Pasto, válido por la fecha 18 del Clausura, que se disputó la noche del lunes en el estadio La Libertad de la capital de Nariño. Corría el minuto 13 del encuentro cuando, después de una entrada fuerte y un llamado del VAR al juez central José Ortiz, el defensor recibió la tarjeta roja.

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Apenas vio la sanción del árbitro se cubrió el rostro con la camiseta. Sus hombros se empezaron a mover rápido. Los sollozos se hicieron evidentes. Vega, quien hace parte del equipo sub-20 del elenco risaraldense, no solo lloraba por la frustración de quedarse fuera del partido. También pensaba en los sacrificios que tuvo que hacer para llegar a ese encuentro, que su escuadra perdió 4-0.

El Deportivo Pereira no pasa por una buena situación financiera. Desde la semana pasada, los jugadores del equipo profesional decidieron no presentarse a los partidos a modo de protesta porque los directivos del club les deben hasta 8 meses de salario y seguridad social. Los futbolistas pusieron como fecha límite para el pago el viernes pasado, cuando se enfrentaron con Águilas Doradas en el Hernán Ramírez Villegas.

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No les cumplieron. Por lo tanto, no jugaron. La solución de Álvaro López, propietario del equipo, fue poner a jugar a los futbolistas del plantel sub-20, que fueron eliminados del Torneo Nacional de la categoría de manera temprana. Por eso, muchos de los deportistas que hacen parte de esa plantilla no solo se dedican al fútbol. También tienen trabajos que les permitan ganarse la vida.

Carlos Vega era uno de ellos. Hace un par de semanas el defensor pidió permiso para laborar en una empresa. Necesitaba el dinero que, en el Pereira, no le estaban dando. Hizo el proceso de selección. Quedó con un puesto. Pensaba en trabajar por lo que quedaba del año, mientras empezaban los preparativos para la próxima temporada. Sin embargo, la coyuntura que ocurrió con el equipo profesional cambió sus planes.

Fue uno de los convocados para el partido frente a Águilas Doradas. El día que se enteró, pidió permiso a su jefe en la empresa donde ingresó a trabajar. Se lo negaron. No obstante, jugó los 90 minutos en la derrota 1-5. Para el juego del lunes, el jugador pidió permiso en su lugar de labor. Tenía que hacer el viaje a Pasto. Le dijeron que no, que si lo hacía se quedaría sin empleo. Él fue.

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Por eso el llanto desconsolado cuando lo expulsaron en Pasto. Ese fue el motivo por el cual Carlos Vega, uno de los juveniles que intentan salvar al Pereira de la crisis financiera que golpeó el rendimiento deportivo y la posibilidad de entrar a los cuadrangulares que en Risaralda le exigían al técnico venezolano Rafael Dudamel quien tampoco está trabajando, quedara lejos de volverse realidad.

Ojalá que el Pereira, que fue campeón de Liga en diciembre del 2022 bajo la dirección técnica de Alejandro Restrepo y, en 2023, firmó una buena presentación en la Copa Libertadores llegando hasta cuartos de final, instancia donde lo eliminó el Palmeiras de Brasil, logre equilibrar sus finanzas, ponerse al día con los jugadores profesionales y dar garantías a sus juveniles para vivir del fútbol y no tener que buscar empleos que, a la postre, puedan perder por cumplir su sueño de estar en el primer equipo.

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