Hernández dio su versión luego de que Peláez escribiera en El Espectador que “hasta el 25 de febrero, la empresa que tiene el contrato para venta de derechos de televisión internacional [del futbol colombiano] no tenía documentación en regla”, que tiene sede “en el paraíso fiscal de Delaware [EE. UU.]” y que “sorpresivamente, el 27 de febrero tenía todo listo para operar”.

Después de destacar el texto, Hernández comentó en su espacio lo que averiguó: “Me contaron algo muy desalentador y es que la Dimayor firmó con una empresa que no existía. Lo voy a decir con nombres propios: Tulio Gómez [máximo accionista del América] consiguió el cliente, pero no pidió las referencias y ese cliente está impugnado en entidades financieras de Estados Unidos”.

Santiago Alarcón.

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Luego, apuntó que el contrato era por 10 años, pero que una mala cuenta a la hora de firmar hizo que quedara a 11 por el mismo valor.

“Se llevaron a Enrique Camacho, presidente de Millonarios, porque habla y escribe muy bien en inglés. Pero resulta que un contrato a 10 años se les fue a 11; es decir que el doctor Camacho no supo hacer la cuenta matemática y regaló un año… Les clavaron un año más por la misma platica”.

Y cerró indicando que esta situación generó malestar en varios clubes profesionales del país, elencos que le pedirán cuentas a Jorge Enrique Vélez, presidente de Dimayor, en la próxima asamblea: “Les causa mucho malestar el tema por seguir insistiendo en un contrato que está impugnado”.