Los problemas de orden público en las inmediaciones del Stade de France retrasaron el pitazo inicial por cerca de una hora y por eso el gobierno francés tuvo que salir a dar la cara; además, dijeron que la criticada actuación policial durante los problemas de acceso de aficionados al escenario deportivo evitó “muertes” y heridos raves durante el hacinamiento de hinchas.

Las autoridades francesas se encuentran en el punto de mira por las escenas de pánico que dieron la vuelta al mundo, máxime cuando París debe albergar en 2024 los Juegos Olímpicos y ese estadio, en Saint-Denis, es una de sus principales sedes.

“Se ha confirmado un fraude masivo, industrial y organizado de entradas falsas”, que “fue la causa principal del retraso del partido”, dijo en rueda de prensa el ministro del Interior, Gérald Darmanin tras una reunión con responsables políticos, policiales y deportivos.

A las 21:00 (2:00 p.m, hora colombiana), cuando estaba previsto el inicio de la final del prestigioso campeonato europeo, un “97% de los aficionados españoles estaba presente en sus gradas”, frente a un “50% de hinchas británicos”, aseguró el ministro del Interior.

“Entre 30.000 y 40.000 hinchas ingleses se encontraron en el Stade de France sin entradas o con entradas falsificadas”, reiteró Darmanin, justificando el retraso del partido a los problemas creados en los controles.

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Aunque desde el primer momento Francia apuntó a la responsabilidad de los aficionados del club inglés, las autoridades enfrentan una creciente presión nacional e internacional entre críticas a la actuación policial y a la organización.

“Los simpatizantes merecen saber lo que pasó”, urgió poco antes el portavoz del primer ministro británico, Boris Johnson, que llamó a la UEFA a “trabajar de manera estrecha con las autoridades francesas en un investigación completa”.

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“Caos”, “fiasco”… La prensa francesa tampoco ahorró en críticas. El prestigioso diario Le Monde señaló incluso la “negación de las autoridades públicas”, pese a la “mala organización” y las “imágenes de pánico general”.

Aunque los sindicatos de policía y agentes presentes el sábado reconocen un “problema de coordinación entre las fuerzas del orden”, la prefectura de policía de París y el ministerio del Interior no realizaron autocrítica.

Aficionados presentes y periodistas de AFP constataron antes del partido la presencia de grupos de jóvenes y aficionados al fútbol locales no identificados intentando entrar al recinto sin entrada.

“La final de ayer fue una pesadilla total”, dijo en Instagram Júlia Vigas, la esposa del jugador de Liverpool Thiago Alcántara, en referencia a las “amenazas constantes de grupos de ladrones” o al uso de gases lacrimógenos por la policía.

El diario Le Parisien, uno de los más populares, llevó incluso este lunes en su portada una imagen de aficionados del Liverpool, entre ellos un menor, que se protege de los gases lacrimógenos lanzados por la policía.

“Las decisiones adoptadas han evitado que haya muertes (…), el aplastamiento de personas” en los controles de las fuerzas de seguridad o en las rejas, agregó Darmanin, que expresó su “pesar” por los hinchas que se vieron afectados por el gas.

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Francia culpa al Liverpool

Francia centró sus críticas desde el primer momento en el club inglés. Su ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, estimó en la radio RTL que Liverpool dejó solos a sus hichas, en comparación con la “estrecha” organización de Real Madrid.

Sobre las dudas surgidas de cara a los Juegos Olímpicos, la ministra dijo no estar preocupada y se comprometió a “aprender de lo que pasó el sábado por la noche para optimizar todo lo que haya que optimizar” para esa cita deportiva.

En Francia, la polémica agitó además la política, a dos semanas de las elecciones legislativas. El ultraderechista Éric Zemmour atribuyó el caos a la “escoria” que, en su opinión, representan los jóvenes de Saint-Denis, zona de fuerte migración.