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La Amazonía en peligro: un llamado a la acción global
La Amazonía enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Durante la Cumbre Amazónica celebrada en Bogotá, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, resaltó el papel del narcotráfico como uno de los principales enemigos que amenazan la integridad de esta vasta región. Petro incitó a la comunidad internacional a entender que la defensa de la Amazonía implica mucho más que la preservación ambiental; es también una cuestión de supervivencia cultural y desarrollo económico sostenible. La importancia de la cumbre radicaba en el consenso buscado entre los países amazónicos para presentar propuestas unificadas en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP30.
El narcotráfico ha convertido partes de la Amazonía en rutas lucrativas utilizadas para el tráfico de drogas como cocaína y marihuana, así como para actividades como la minería y la extracción ilegal de oro. Según declaraciones recogidas durante el evento, este fenómeno, además de degradar extensas franjas boscosas, perpetúa la violencia y la inestabilidad social en la región. Las actividades ilícitas y el ingreso de actores armados han exacerbado los conflictos, transformando la Amazonía en una mercancía que pone en peligro la vida y la cultura de sus habitantes.
En su intervención, Gustavo Petro subrayó el profundo valor cultural e histórico del territorio amazónico. Mencionó evidencias como los murales de arte rupestre de la Serranía de Chiribiquete, los cuales cuentan con hasta 20,000 años de antigüedad. Este patrimonio, testimonio vivo de las comunidades ancestrales, se halla hoy en riesgo debido a la presión de los mercados ilegales y la expansión de actividades ganaderas, que podrían llevar a la región a un punto irreversible si no se toman medidas efectivas.
Otro asunto central planteado en la cumbre fue el cambio climático. Petro hizo hincapié en que el capitalismo ha llevado a límites críticos la concentración de carbono en la atmósfera, situando a la Amazonía en un lugar clave como sumidero de carbono. Explicó que la desaparición de la selva impediría la formación de los llamados "ríos voladores", corrientes de humedad que abastecen de agua a grandes ciudades y cuya pérdida pondría en riesgo la vida de millones de personas. Impactos como migraciones masivas son posibles consecuencias si la situación ambiental no mejora, advirtió el mandatario.




Ante esta realidad, el presidente colombiano propuso el desarrollo de una "bioeconomía": un nuevo modelo económico basado en la valorización de la biodiversidad regional, dejando atrás la explotación de hidrocarburos para propiciar alternativas sostenibles. Según lo planteado, solo de esta manera los países amazónicos podrán mantener sus selvas vivas, generar empleo e impulsar una economía global más resiliente.
La seguridad, no solo ambiental sino también civil, fue identificada como una prioridad. Petro llamó a los ministerios de Defensa sudamericanos a fortalecer la cooperación frente a bandas armadas que operan como "ejércitos del narco global". La seguridad regional demanda así una acción coordinada para salvaguardar el ecosistema y a sus habitantes de la criminalidad transfronteriza.
La Cumbre Amazónica congregó a los Estados miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), entre los que figuran Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. El encuentro buscó unificar posturas y redactar una declaración conjunta que será presentada en la COP30, fortaleciendo el compromiso regional de proteger este bioma estratégico conocido como el "pulmón del planeta".
El futuro de la Amazonía depende de la puesta en marcha de estrategias que incluyan a la sociedad civil, organizaciones internacionales y gobiernos. Como señalan fuentes especializadas citadas por LatAm Journalism Review, la implementación de nuevas tecnologías y metodologías en la vigilancia puede ser fundamental para prevenir daños adicionales. Solo con voluntad política y acción colectiva será posible asegurar la continuidad de este patrimonio único para las futuras generaciones.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la bioeconomía en la Amazonía?La bioeconomía, entendida como el modelo que busca aprovechar la biodiversidad para crear oportunidades económicas sostenibles, enfrenta retos significativos en la Amazonía. La transición hacia este modelo exige abandonar la explotación de hidrocarburos y controlar la minería ilegal, un proceso que implica enfrentarse tanto a intereses económicos establecidos como al narcotráfico que financia actividades ilícitas en la región. El éxito de la bioeconomía depende de la cooperación internacional, el fortalecimiento de las instituciones locales y la capacitación de comunidades amazónicas para que participen activamente en nuevos proyectos productivos.
Adicionalmente, los desafíos incluyen la debilidad de las infraestructuras de transporte y tecnología, dificultades para acceder a mercados internacionales y la falta de inversiones sostenibles. A pesar de estos obstáculos, la bioeconomía podría ser una alternativa viable si se implementan políticas claras, se promueven alianzas público-privadas y se involucra a las poblaciones indígenas y rurales en los procesos de toma de decisión.
¿Qué son los "ríos voladores" y por qué son importantes para la región?El término "ríos voladores" hace referencia a los flujos de vapor de agua que se generan sobre la Amazonía y que viajan a grandes distancias, alimentando de lluvias a ciudades y territorios ubicados lejos de la selva. Estos fenómenos son esenciales para el mantenimiento de los ciclos hidrológicos en América del Sur, pues contribuyen al suministro de agua en regiones como los Andes y la cuenca del río de la Plata. La existencia de los ríos voladores depende de la conservación de grandes extensiones boscosas y su desaparición pondría en jaque la seguridad hídrica de millones de personas.
La deforestación y el cambio climático amenazan la continuidad de este sistema, resaltando la urgencia de proteger la Amazonía. Sin estos ríos atmosféricos, la producción agrícola, el abastecimiento urbano y la estabilidad climatológica de la región podrían verse gravemente afectados, con consecuencias económicas y sociales incalculables.
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