Estos héroes pueden ser inalcanzables para muchos, es decir, es muy probable que nunca en su vida tengan contacto directo con ellos. Terminan volviéndose figuras que parecen tan lejanas como Batman o Superman.

Claro, algunos generan alegrías transitorias y volátiles como los deportistas, otros perduran más en el tiempo pero va diluyendo su influencia y los últimos muchas veces no son exaltados por ser parte de una historia que no se quiere recordar.

Pero en Colombia hay otro tipo de ‘héroes’ cotidianos que se pasan por alto. Sí, son esos que no generan titulares de prensa, los que pueden pasar por su lado en una calle cualquiera de la ciudad y uno ve como una persona más entre un mar de gente. Todos ellos, que no quieren fama, gloria o reconocimiento son los que hacen más por la sociedad que muchos de los que se dan autoalabanza y quieren mostrar lo ‘buenos que son’ en todos lados.

Un ejemplo de estos ‘héroes’ cotidianos que hay en Colombia es Catalina Escobar, conocida para muchos como la ‘madrina de Cartagena’.

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Ella sufrió uno de los peores dolores que puede sentir un padre, y es haber perdido a su hijo Juan Felipe muy joven. Ese dolor podría destruir a muchos, acabarlos y hacerlos creer que nunca se van a poder recuperar.

Sin embargo, Catalina decidió enfocarse en su objetivo y no en su dolor. Quiso ayudar a las madres adolescentes brindándoles una posibilidad de una vida mejor fuera de los barrios marginales de la capital de Bolívar.

La taza de embarazo adolescente en Colombia ha venido descendiendo desde el año 2000, habiéndose presentado en 2016 134.454 casos, es decir, aproximadamente 2 niñas menores de edad dieron a luz a un infante a la semana.

Según las cifras del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa, por sus siglas en inglés), 4 de cada 5 embarazos que se presentan en Latinoamérica y el Caribe en niñas de 15 a 19 años no son planeados. El informe además muestra una inequidad para estas jóvenes madres y la carencia de políticas públicas sobre derechos sexuales y reproductivos.

Por esto es que la labor de Catalina al brindar asistencia a 3.800 madres adolescentes y sus pequeños es algo digno de exaltar. Sí, puede que sus motivaciones sean hacer por los demás algo que no pudo por su propio hijo o sea su forma de extrapolar el dolor que sintió cuando perdió a Juan Felipe, pero su labor en los barrios pobres de Cartagena no es fácil.

Ella debe madrugar mucho, estar de pie mucho tiempo, realizar distintas actividades como cocinar y enseñarle a las niñas a hacerlo, además de cuidar a los infantes hijos de las adolescentes. Todas estas labores son un desgaste físico muy grande al que día a día ella se ve sometido, y por supuesto repercuten en dolores que Catalina supera para seguir adelante.

Muchas de estas madres a las cual ayuda Escobar son víctimas de la pobreza, en muchos casos de abuso, tanto sexual como físico y psicológico.

Esta es otra problemática social que aqueja a Colombia ya que el 72 % de las víctimas de violencia sexual en el país son menores de 10 años. Además, entre 2014 y 2016 fueron violadas más de 30.000 niñas en el país.

El dolor de patria, el dolor físico producto del arduo trabajo día a día para mejorar la vida de estas jóvenes madres en Cartagena y el dolor por la pérdida de su hijo no son un impedimento para que Catalina Escobar siga siendo una heroína día a día en su ciudad, aportando a disminuir algunos de los flagelos que atañen a Colombia.

Por todos estos motivos es que Catalina Escobar es un Héroe Forte, de esos que superheroes cotidianos sin capa que merecen un reconocimiento.