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Escrito por:  Sebastian Alfonso
Subeditor     May 12, 2025 - 6:05 pm

Desde su implementación en 1998, esta medida ha evolucionado, causando tanto alivio en las vías como controversias entre los ciudadanos. Su historia refleja los esfuerzos de la capital colombiana por equilibrar la necesidad de movilidad con la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida.

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A finales de los años 90, Bogotá enfrentaba una crisis de movilidad. El aumento exponencial de vehículos, combinado con una infraestructura vial insuficiente, convertía los trancones en un problema cotidiano. 

Las horas pico eran un suplicio, con retrasos que afectaban la productividad y elevaban los niveles de contaminación. Además, las obras iniciales del sistema Transmilenio, aunque prometedoras, agravaban temporalmente el caos debido a cierres viales. En este contexto, la administración de Enrique Peñalosa buscó una solución.

¿Cómo nació el pico y placa en Bogotá?

Inspirada en medidas similares aplicadas en ciudades como México y Santiago para enfrentar emergencias ambientales, la Secretaría de Tránsito, liderada por María Elvira Pérez, propuso una restricción vehicular basada en el último dígito de las placas, detalla Red Más

Según detalló Edgar Sandoval, entonces secretario privado de Peñalosa, los modelos sugerían que limitar entre el 30 % y el 40 % de los vehículos en horas pico podía mejorar la velocidad promedio en las vías. Así nació el pico y placa, una medida que debutó el 18 de agosto de 1998 con el lema “Yo colaboro”.

El pico y placa original restringía la circulación de vehículos particulares en horarios de alta demanda: de 7:00 a 9:00 a. m. y de 5:30 a 7:30 p. m.

La restricción rotaba según el último dígito de la placa, afectando cuatro dígitos por día, lo que equivalía a dos días fijos de restricción por semana por vehículo. Para facilitar su cumplimiento, se diseñaron calcomanías de colores con la frase “Yo colaboro”, distribuidas en estaciones de servicio. Cada color correspondía a un día y un grupo de placas: verde para 1 y 2, azul para 3 y 4, morada para 5 y 6, roja para 7 y 8, y amarilla para 9 y 0.

La campaña, liderada por el Instituto de Cultura y Turismo, buscaba no solo informar, sino también fomentar una sensación de colaboración ciudadana. Sin embargo, la medida no estuvo exenta de críticas. Algunos ciudadanos demandaron la restricción, argumentando limitaciones a su libertad de movilidad.

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Con el tiempo, el pico y placa se adaptó a las necesidades cambiantes de Bogotá. Durante la alcaldía de Antanas Mockus, los horarios se extendieron media hora en la mañana y la tarde. 

Luis Eduardo Garzón introdujo el “pico y placa ambiental” y lo aplicó al transporte público, como buses y taxis. Un cambio ocurrió bajo Samuel Moreno, cuando la restricción se amplió a todo el día para vehículos particulares, buscando una solución más drástica a la congestión.

Carros / Grok
Carros / Grok

Administraciones posteriores, como las de Gustavo Petro y Claudia López, ajustaron la medida con esquemas como la rotación por placas pares e impares y suspensiones temporales durante la pandemia de COVID-19.

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