El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
El reciente puente festivo de las velitas, una fecha emblemática en la tradición colombiana, estuvo nuevamente empañado por el elevado uso de pólvora, a pesar de las restricciones y campañas para reducirlo. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Salud reportadas por El Espectador, hasta el 8 de diciembre se presentaron 231 casos de personas quemadas con pólvora en todo el país. De este total, 170 casos ocurrieron durante la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre, coincidiendo con la celebración masiva de las velitas. Aunque estos incidentes marcan una disminución en comparación con años anteriores, las autoridades sanitarias advierten sobre la gravedad y persistencia del problema.
En Bogotá, la estadística preliminar, con corte a las 4 p. m. del 8 de diciembre, revela que 23 personas resultaron lesionadas por manipulación de pólvora durante el puente de velitas, de las cuales siete son menores de 18 años. De este grupo, catorce personas debieron ser hospitalizadas, incluidas seis menores. Llama la atención que uno de los niños estaba acompañado por un adulto en estado de embriaguez al momento del accidente y que diez de los adultos lesionados habían consumido alcohol previamente. Estas circunstancias evidencian la influencia del consumo de bebidas alcohólicas en el descuido y la exposición a riesgos durante los festejos.
Los casos registrados en la capital se concentraron mayormente en localidades populares como Usme y Engativá, con cinco afectados en cada una. También se reportaron otros episodios en Bosa, Suba, Los Mártires, San Cristóbal, Chapinero, Usaquén, Kennedy y Puente Aranda. Con estos eventos, ya suman 24 quemados por artefactos pirotécnicos en Bogotá en los primeros días de diciembre, lo que mantiene en alerta a la red hospitalaria de la ciudad.
La Secretaría de Salud de Bogotá, citada por El Espectador, mantiene activa una alerta preventiva y ha dispuesto que todos los hospitales, tanto públicos como privados, estén preparados para tratar quemaduras, lesiones oculares, amputaciones e intoxicaciones. En particular, cuando las víctimas son menores de edad, se presta atención psicosocial y acompañamiento para el restablecimiento de sus derechos. Las acciones institucionales incluyen campañas educativas y la cooperación entre entidades distritales y nacionales para frenar la fabricación, venta y uso ilegal de elementos pirotécnicos.
Frente a las cifras, el secretario encargado de Salud, Luis Alexander Moscoso, enfatizó que la pólvora no es un juego y sus consecuencias pueden ser devastadoras. A su vez, el subsecretario de Salud Pública, Julián Fernández Niño, recalcó que la prevención de estos incidentes empieza desde el hogar, con la educación y vigilancia de los adultos responsables.
Entre las lesiones registradas en Bogotá este diciembre se cuentan 22 quemaduras, 12 laceraciones, cinco contusiones, seis lesiones oculares y tres amputaciones. Mientras 11 casos se produjeron durante la manipulación directa, diez ocurrieron entre quienes solo observaban, reflejando el alto riesgo incluso para quienes no participan activamente. A pesar de la reducción respecto a años previos —en 2022 hubo 39 lesionados el 7 de diciembre y 20 el 8; en 2023, 20 y 16 respectivamente— las cifras actuales siguen siendo preocupantes.
La Secretaría de Salud recomienda en caso de accidente evitar remedios caseros, no reventar las ampollas y cubrir la lesión únicamente con un paño limpio o una gasa húmeda antes de buscar atención médica profesional. Estas recomendaciones se delinean como medidas inmediatas ante una emergencia pirotécnica.
¿Qué responsabilidades legales existen por el uso y venta de pólvora en Bogotá?
La pregunta sobre las consecuencias legales por el uso y la venta de pólvora cobra relevancia ante los hechos reportados y la persistencia de estos incidentes pese a las prohibiciones expresas. Según lo reportado por El Espectador, tanto los entes distritales como nacionales intensifican controles para impedir su comercialización y manipulación ilegal. La existencia de normativas locales prohíbe la venta y el uso de artefactos pirotécnicos a menores y sanciona a quienes sean responsables de accidentes relacionados, especialmente si estos involucran niños o adolescentes.
Este tipo de regulaciones busca no solo sancionar a vendedores y manipuladores sino también enfatizar en la importancia de la corresponsabilidad familiar y social en la prevención de tragedias. La articulación entre campañas educativas y la acción legal se plantea como un instrumento para disminuir y, eventualmente, erradicar una problemática que año tras año deja secuelas físicas y emocionales en cientos de familias.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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