1. La Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó recientemente su lista de enfermedades mentales y por primera vez incluyó en ella la adicción a los videojuegos. Esta novedad, en el apartado de desórdenes mentales, fue aprobada en una asamblea médica en mayo de 2021 y entró en vigor desde este lunes.

Con esta introducción la OMS intenta mejorar las estadísticas y alertar sobre este trastorno ya que tras varios estudios pudieron concluir que existen variables sobre la prevalencia de esta adicción que oscilan desde el 1 % de la población hasta incluso el 50 %.

Esta clasificación es utilizada por los profesionales de la salud para normalizar su labor y fue elaborada con datos de más de 90 países.

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Síntomas de la adicción a los videojuegos

Según detalla la OMS, el “trastorno por uso de videojuegos se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente que puede ser en línea, es decir, por Internet, o fuera de línea”, y que se manifiesta por:

  • Deterioro en el control sobre el juego por ejemplo, inicio, frecuencia, intensidad, duración, terminación, contexto.
  • Incremento en la prioridad dada al juego al grado que se antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria.
  • Continuación o incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas.
  • El patrón de comportamiento del juego puede ser continuo o episódico y recurrente.
  • El patrón de comportamiento del juego da como resultado una angustia marcada o un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo, ocupacional u otras áreas importantes.

El comportamiento de este y otras características normalmente son evidentes durante un período de al menos 12 meses para que se asigne un diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves.

La inclusión de este trastorno en la mencionada lista no estuvo exenta de la polémica ya que la industria de los videojuegos protestó contra ello, argumentando que no había bases sólidas para considerar esta adicción una enfermedad mental.