Pese a que la situación se registró en marzo pasado, solo hasta ahora se conoce la investigación publicada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Durante el brote del mes pasado en un hogar del estado de Kentucky, se identificaron 46 casos y tres residentes murieron, incluidos dos que no estaban vacunados, agregó.

Las decenas de casos, incluidos 22 entre residentes y personal vacunados con las dos dosis, destacaron la importancia de una inoculación amplia y medidas de prevención.

El origen del brote se rastreó hasta un trabajador que tenía síntomas y no estaba vacunado. La variante fue la R.1, que “actualmente no está identificada como una variante de preocupación o interés para los CDC”, indicó el estudio.

Si bien los investigadores constataron que el brote puso de manifiesto el fuerte efecto de la vacuna en la prevención de los síntomas entre los contagiados, también notaron sus límites.

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“Esto subraya la importancia (…) de que todas las personas, incluidas las que se han recuperado de COVID-19, se vacunen”, señalaron los autores de la pesquisa.

“Un énfasis permanente en las estrategias para prevenir la transmisión de enfermedades, incluso entre las poblaciones vacunadas, también es clave”, agregaron.

Aunque el 90 % de los 83 residentes de la casa de ancianos de Kentucky había recibido sus dosis, solo la mitad de los 116 trabajadores habían sido vacunados cuando se detectó el brote.

Por eso, los hallazgos, publicados junto otro estudio de un brote similar en un hogar de ancianos de Chicago (Estados Unidos), incluyen los efectos de mezclar personas vacunadas y no vacunadas.