Escrito por:  Redacción Vivir Bien
Sep 1, 2023 - 12:20 pm

¿Una exigencia de la sociedad o un deseo personal? Esta es la pregunta sobre tener hijos que más se hacían Patricia Camargo, de 38 años y su esposo Mateus Santana, una pareja de profesionales que al principio de la relación se juntaron para formar una familia tradicional.

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La respuesta a la pregunta, para ambos, fue que hay algo de cierto en que la imposición de la sociedad influía en su perspectiva de la familia. “Me di cuenta de que no tenía ese deseo y comencé a hablar con Mateus al respecto”, dijo la mujer en una entrevista que brindó a la BBC.

Por eso, ambos decidieron no tener hijos, incluso cuando la vida de Camargo estaba rodeada de maternidad, pues tenía una tienda para mujeres embarazadas y madres. “Nuestras familias y amigos entendieron nuestros deseos y dejaron de exigirnos un niño. Pero algunos me dijeron que estaba siendo egoísta”, contó.

Patricia y Mateus decidieron tener un perro para llevar más alegría a la casa y así fue que llegó Armandinho. Dos años más tarde, otra mascota de la misma especie, Nina, se unió a la familia. Ellos tratan a ambos como si fueran sus hijos, siempre van juntos y hacen parte de la familia.

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El sociólogo y analista Wlaumir Souza, entrevistado por el medio internacional, señala que este fenómeno en auge en los últimos años se llama ‘pet parenting’ o ‘crianza de mascotas’ en español. Es cada vez más común, puesto que las mujeres, quienes históricamente se habían dedicado a las labores de crianza, están más enfocadas en sus carreras profesionales y por esto el modelo familiar se ha venido transformando.

“El cambio de niños a mascotas va acorde al momento actual que vivimos. Tener un hijo requiere mucho tiempo y esfuerzo, lo que puede conllevar ciertas dificultades en la promoción profesional de las mujeres, dado que muchas de ellas abandonan el mercado laboral para cuidar de sus hijos y luego ese regreso sigue lleno de retos. Muchas veces no pueden volver a trabajar”, señala el experto.

Pero además, Souza agrega que hay otros factores que han influido en esta dinámica, como la inestabilidad económica y crisis de seguridad en el mundo actual.

También explica que como los animales son fieles y no cuestionan a los seres humanos, hacen que la convivencia sea mucho más sencilla. “Incluso en el caso de los gatos, que son más individualistas. Así que no hay nada de qué preocuparse por su destino o su libertad”, concluye el sociólogo.

 

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