Aunque muchos casos se deben a acciones tan simples como subirse a un taburete, ir al baño en la noche o salir sin bastón, el hecho de que las personas de la tercera edad son cada vez más activas también habría influido en el aumento de casos entre personas de 75 años en adelante.

También es cierto que la población anciana ha aumentado, pero incluso teniendo esto en cuenta, la tasa de mortalidad para cada grupo etario de más de 75 años se ha duplicado y hasta triplicado en hombres y mujeres, pasando de 8.613 casos a 25.189 entre el 2000 y el 2016, indica el estudio basado en Estados Unidos y Europa.

“Casi una de cada tres personas mayores de 65 años se cae cada año”, dice el doctor Marco Pahor, director del Instituto del Envejecimiento de la Universidad de Florida, en un editorial. “Caerse es un evento potencialmente catastrófico y fatal para los ancianos”, agrega.

Más allá del riesgo de muerte por un traumatismo craneal o una hemorragia, si se produce fractura de cadera, rodilla o tobillo el evento puede marcar el inicio de un círculo vicioso: hospitalización, pérdida de independencia, rehabilitación en un centro, y sus consecuentes y duraderos efectos sobre la moral y la salud mental. Una de cada cinco personas que se rompe la cadera no vuelve a caminar nunca, dice Atul Gawande, médico y autor del libro “Being Mortal”.

En los hospitales de Estados Unidos, los gastos relacionados con las caídas se encuentran entre las principales categorías. “Las caídas representan una epidemia cada vez más importante entre las personas mayores”, dijo Pahor a la AFP. En Holanda y España, donde las caídas han sido estudiadas recientemente con la misma metodología, la tendencia es similar desde 2000. En Francia, por ejemplo, el problema se describe como un “importante problema de salud pública”.

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¿Qué pasa?

Las razones del aumento todavía no han sido suficientemente estudiadas, pero los geriatras tienen algunas ideas. Es posible que las personas mayores de hoy sean más activas que las de antes. El aumento de la obesidad también puede incidir, porque debilita los músculos.

Pero científicos como Elizabeth Burns, coautora del estudio publicado en JAMA, reconocen que “algunos medicamentos, como los psicoactivos, pueden causar efectos secundarios como problemas de visión, confusión y somnolencia”, lo que habría aumentado considerablemente los casos en los últimos años.

Aún así, un experimento relativamente pequeño realizado en Florida (con cerca de 300 septuagenarios), comprobó la efectividad de un programa de rehabilitación de unos quince ejercicios de rodillas, tobillos, caderas, y mejorar el equilibrio, realizados tres veces por semana, junto con 30 minutos de caminata dos veces por semana. ¿El resultado? Los participantes que siguieron el programa se cayeron menos durante el período de estudio que un grupo de control.