En entrevista con El País de España, el inmunólogo explica que la forma en que se sabe si una persona es inmune al virus es mirar los linfocitos T, que ofrecen la protección, pero advierte que el tipo de prueba necesario para detectarlos es muy complejo, toma demasiado tiempo y no es práctico hacerlo.
La evidencia recogida por Juan y su equipo sugiere que las personas que hayan estado expuestas a los otros cuatro tipos anteriores de coronavirus podrían tener inmunidad duradera frente al COVID-19.
Aunque suene contradictorio, el experto señala que los anticuerpos no son el único elemento que inmuniza en el futuro: “Puedes tener muchos y que la inmunidad dure un poco menos o no tener prácticamente nada y que dure mucho”, dice.
Y añade, citado por el medio ibérico: “Es cierto que los que han sufrido una enfermedad más grave de promedio tienen más anticuerpos, pero hay quienes han sufrido una enfermedad muy grave y tienen muy pocos anticuerpos. Y al revés. Los anticuerpos no son el marcador real de la inmunidad”.
Ante la pregunta del medio de la conveniencia de un pasaporte que diga que la persona es inmune al coronavirus, el médico advierte que eso podría generar segregación, por ejemplo, entre los miembros de una empresa o una comunidad educativa.
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