Durante décadas, los murciélagos han llamado la atención de los científicos. En parte, porque con 1456 especies, representan una quinta parte de todas las especies de mamíferos vivientes que hay en el mundo.

También porque, a excepción de las zonas polares, se encuentran en todo el mundo, habitan distintos ecosistemas y tienen una dieta muy variada que comprende insectos, frutas, hojas, peces, sangre y pequeños vertebrados. 

(Vea también: Gallina, responsable de la muerte de un hombre de 67 años luego de atacarlo)

Sin embargo, dentro de todas las características que tienen los murciélagos, hay una que particularmente ‘trasnocha’ a los investigadores: estos animales han demostrado tolerar y sobrevivir a muchos virus que, en los humanos, tienen atas tasas de mortalidad.

Algunos de estos son el SARS-CoV y el SARS-CoV-2SARS-CoV-2SARS-CoV-2 (que causan coronavirus y este último generó la pandemia por covid-19); el MERS-CoV, que produce el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio), el virus de Marburgo y el henipavirus, entre otros. A pesar de que los investigadores conocían de esta resistencia, no sabían muy bien qué la generaba. 

Ahora, una investigación científica que acaba de ser publicada en Cell, arroja las primeras pistas para entender el por qué de esta particular característica. Para llegar a estas primeras conclusiones, un equipo de 25 científicos de diferentes partes del mundo, estuvo trabajando desde que inició la pandemia por covid-19, en los primeros meses de 2020.

(Vea también: Ojo a las señales que dan los perros cuando están asustados y se sienten en riesgo)

Por esas épocas, Thomas Zwaka, investigador de la Universidad Mount Sinai de Nueva York (Estados Unidos), quería llevar a cabo experimentos que le permitieran responder a la pregunta que compartía con otros tantos colegas. Zwaka quería analizar muestras de tejido de murciélagos, pero a las típicas restricciones que enfrentaba para conseguirlas, se sumó la pandemia. 

Para solventar ese traspase, el científico español Javier Juste le envió unas muestras de una colonia de murciélagos de herradura (Rhinolophus ferrumequinum)que estaba estudiando en Sevilla (España). Con estas, y tras tres meses de trabajo, Zwaka pudo producir células madre de murciélago. El científico repitió el proceso con tejidos de otra especie: el murciélago orejudo de ratón (Myotis myotis).

En términos técnicos, lo que crearon los científicos fueron células madre pluripotentes inducidas (iPSCs, por sus siglas en inglés). En las muestras de ambas especies, encontrar un elevado número de secuencias víricas endógenas. 

Lee También

Estos resultados, señalan los investigadores en su trabajo, “sugieren que los murciélagos han evolucionado mecanismos para tolerar una gran carga de secuencias virales y pueden tener una relación más entrelazada con los virus de lo que se pensaba”.

Los murciélagos no frenen estas secuencias activas porque su replicación puede actuar como una estrategia de defensa contra otros virus o como una especie de autovacuna”, le explicó Zwaka a la revista Science. Aunque algunos colegas del científico, que no participaron en el estudio, tienen reparos respecto al tamaño de la muestra, reconocen que la estrategia de las iPSCs puede ser exitosa para llegar a una respuesta más contundente.