Aunque la placentofagia, término usado para este comportamiento, es normal en la mayoría de mamíferos, “ninguna cultura humana incorpora comer placenta luego del parto como parte de sus tradiciones”, señala una reseña titulada ‘Human placentophagy’, publicada recientemente en el American Journal of Obstetrics & Gynecology.

Según el documento científico, el interés de las mujeres por consumir este órgano efímero luego de dar a luz ha incrementado en los últimos años, especialmente en Estados Unidos, donde se consume crudo, asado, en batidos, deshidratado y hasta encapsulado.

Entre los supuestos beneficios que trae el consumo de la placenta figuran mejorar el estado de ánimo, estimular la producción de leche y aumentar los niveles de energía, sin embargo, los científicos dicen que:

“La preparación más común parece ser la encapsulación de la placenta, luego de haber sido cocida al vapor y posteriormente deshidratada. Numerosas compañías ofrecen el servicio de preparación para ser consumida, aunque la evidencia de sus beneficios en humanos es anecdótica y se limita a encuestas”.

El artículo continúa abajo

En la reseña, los investigadores recalcan que no se han encontrado evidencias sobre sus beneficios clínicos en humanos y que “ninguna hormona o nutriente de la placenta se retiene en cantidades suficientes luego de ser encapsulada para que se considere potencialmente beneficiosa para el posparto”.

Los científicos recomiendan evitar la ingesta de cápsulas de placenta, ya que durante su proceso de encapsulación se pudo haber realizado un mal proceso de erradicación de agentes patógenos infecciosos. El centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos resalta el caso de un bebé recién nacido que desarrolló una infección por estreptococo, luego de que su madre consumiera cápsulas de placenta contaminadas con la bacteria Streptococcus agalactiae.

La reseña sobre placentogfagia en seres humanos indica que los médicos deben informar a las mujeres sobre los riesgos de consumir placenta y la ausencia de beneficios de esta práctica.

“Debido a que la placentofagia es potencialmente dañina y no tiene ningún beneficio documentado, los médicos deberían desalentar esta práctica. Las organizaciones de atención médica deberían desarrollar pautas clínicas para implementar un acercamiento científico y profesional sobre la placentofagia humana”.