Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Luis Bello   Sep 11, 2023 - 3:44 pm
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Muchas personas creen, a lo largo y ancho del mundo, que las palomas son las ratas del cielo. Pero no lo son. Y todos los perjuicios que se les atribuye, en parte, existen por causas humanas. Un análisis hecho a varios ejemplares reveló que es necesario controlar esta población de animales pues significan un enorme problema de salud pública.

En Medellín, por ejemplo, se han identificado dos razas: la paloma común, Columba livia, y la paloma mensajera, Columba livia doméstica. Ambas, aves columbiformes de la familia de las colúmbidas nativas del sur de Eurasia y del norte de África, por lo que su género común alberga las llamadas “palomas del viejo mundo”.

Es decir, aunque su distribución natural se limitaba al sur de Europa, el norte de África y el suroeste de Asia, su domesticación hizo que llegaran a todos los continentes, menos a la Antártida, por cuestiones climatológicas, claro, y tuvieron mayor auge en América del norte, América del sur y las zonas templadas meridionales de Australia.

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Y es que, tal y como recuerdan en Birds Colombia, las palomas fueron introducidas en casi todos los rincones de la Tierra, por el hombre, como una fuente de alimentación o para la caza.

“Sin embargo, son una amenaza a la salud de la población, ya que pueden transmitir una gran variedad de enfermedades a los humanos, a las aves de corral y a la fauna silvestre. Todo por contacto con las deposiciones de las palomas o por exposición prolongada a sus heces y plumas. No obstante, la fama de las palomas como animales insalubres se ha exagerado”.

Así también lo concibe el grupo de investigación Aliados con el Planeta, en socio con el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet), que en el año 2015 hizo un diagnóstico ecosanitario del campus de la Universidad de Antioquia, a la que están adscritos.

Con ese diagnóstico buscaban describir el ambiente, la ecología y las dificultades que pudieran presentarse gracias a las dinámicas de las poblaciones de algunas especies con riesgo a convertirse en plagas. Y una vez tuvieron el diagnóstico, eligieron el tema más sensible para trabajar: el de las palomas.

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¿Por qué el tema más sensible era el de las palomas? “Porque en la universidad hay una cantidad muy grande de palomas, entre otras cosas, porque la gente les da comida”, explica Lía Isabel Alviar, coordinadora del grupo Aliados con el Planeta.

Ya que muchas personas no son conscientes de que cada vez que alimentan a estas aves están perjudicando la salud de ambos, pues las palomas, además de ser hospederos de piojos, garrapatas, ácaros y hemoparásitos, son fuente de transmisión de virus y bacterias que se dan por el entorpecimiento de su sistema digestivo.

Esto debido a que sus estómagos no están preparados para procesar grasas y otros ingredientes presentes en los alimentos para humanos, pues son aves granívoras, o sea, “se alimentan de semillas de cereales, leguminosas y otras plantas herbáceas, aunque de igual manera se alimentan de brotes, frutos, insectos, gusanos y caracoles”, apuntan en Birds Colombia.

Así que gracias al desconocimiento, y acciones ligadas a la bondad, en la universidad se encontró que miembros de la comunidad universitaria las alimentan con pedazos de arepa, empanada, galletas y pollo, entre muchos otros productos que, además de enfermarlas, hacen que se acerquen en bandadas a las plazoletas del campus.

Unido a esto, la investigación también concluyó que “al darse una explosión demográfica de palomas, comenzamos a ver frecuentemente problemas genéticos en ellas, ya que la unión sexual con sus mismos familiares va dañando sus características”, le comentó Catalina Ossa, líder de proyectos del grupo de investigación, al diario de la universidad.

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Con toda esta información, es decir, después de un diagnóstico ecosanitario, de haber estudiado el comportamiento de los animales y de haber investigado cómo se hace el control de estos animales en otras partes del mundo, hicieron un plan de acción, no solo para proteger la salud de ese pulmón verde que es la UdeA para la ciudad, sino también para proteger y conservar a la especie, pues no se puede olvidar que son generadoras naturales de fertilizantes para los suelos, una función ecosistémica indispensable a la cual se le suman la polinización, la dispersión de frutos y semillas y el control de insectos.

El plan de acción incluyó una campaña de educación y concientización muy fuerte, la adecuación de algunos espacios para que ellas no se acerquen a las zonas de comida, el lavado de la infraestructura para remover las heces, y la instalación de nidos en puntos estratégicos, esto con los objetivos puntuales de llevarlas a los espacios adecuados, que son los árboles y prados del campus que les puedan proveer alimentos; y que la gente, en caso de verlas, no las alimente ni promueva su presencia.

Esto porque las palomas se adaptan y pueden regular su población de manera autónoma. “La salud de los ecosistemas incluye el bienestar de animales, plantas, personas, edificios, y en esa medida, cuando vayamos entendiendo que lo natural es que los animales encuentren su comida sin ayuda humana, vamos a ver a las palomas volando no solo en el campus, también en la ciudad, pero no como una sobrepoblación, sino como el número que se puede albergar”, concluyó Lía Isabel Alviar.

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