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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 17, 2025 - 9:55 am
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Flores y Lechugas sobresale como un emprendimiento gastronómico que se dedica a resignificar la cocina caleña tradicional, apostando por una perspectiva moderna tanto en sus sabores como en la presentación de sus platos. El restaurante surge con la clara intención de transformar la experiencia culinaria de la ciudad, combinando lo clásico y lo innovador en cada detalle. Esta iniciativa reconoce la importancia de las raíces, sin dejar de lado la necesidad de adaptarse y dialogar con las tendencias actuales de la gastronomía.

El entorno en el que se sitúa Flores y Lechugas no es casualidad: está ubicado en una zona de Cali históricamente dominada por industrias, talleres y comercios de repuestos. Esta área ha sido objeto de diversos programas de recuperación urbana promovidos por diferentes administraciones municipales, que han buscado reactivar espacios antes asociados exclusivamente a actividades industriales. La llegada del restaurante representa un esfuerzo consciente por revitalizar la zona, promoviendo la ocupación y la apropiación del espacio público con nuevos significados y usos.

Juan Carlos Quintero, chef ejecutivo de Flores y Lechugas, resalta que el proyecto surge del respeto profundo hacia la tradición, pero orientándose hacia una reinterpretación que no pierde de vista la esencia caleña. Según palabras del propio Quintero, el diseño del restaurante y el concepto buscan diferenciarse de lo convencional, sin olvidar la historia y los sabores que han marcado la identidad de la ciudad. Esta visión se refleja en el ambiente del lugar y en la narrativa gastronómica presente en cada plato.

El corazón del menú se inspira en los múltiples ríos de Cali, así como en la riqueza natural y la biodiversidad que caracterizan su entorno. Ingredientes propios de la región —como chontaduro, chicharrón y champús— conforman la materia prima de las recetas, reinventados en presentaciones sorprendentes y contemporáneas. Como afirma Quintero, el objetivo es invitar a los comensales a redescubrir lo familiar bajo una óptica distinta, evocando la memoria colectiva y los sabores históricos de la ribera caleña.

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El restaurante asume, además, un compromiso social y urbano: se plantea como un acto de recuperación del sector, animando a la ciudadanía a visitar, conocer y querer este espacio. Para el chef, la revitalización de la zona no es solo responsabilidad de inversionistas o autoridades, sino también de quienes viven en la ciudad y deciden habitarla y disfrutarla en comunidad. Así, Flores y Lechugas se posiciona como un puente entre la tradición y la modernidad, convirtiendo la gastronomía en un vehículo para la transformación y resignificación de Cali.

¿Qué significa resignificar la gastronomía local?

Resignificar, en el contexto de la cocina tradicional, implica volver a interpretar los sabores, técnicas e ingredientes autóctonos desde una visión nueva, sin perder la conexión con sus raíces históricas. Esta práctica permite que propuestas como la de Flores y Lechugas presenten los platos típicos de la ciudad a nuevas generaciones y públicos, manteniendo intacta su esencia, pero adaptándolos a los gustos y tendencias actuales.

La relevancia de este tipo de iniciativas reside en su capacidad de impedir que la tradición quede relegada al pasado. Al resignificar la gastronomía local, se crean espacios de conversación cultural, donde la memoria, el territorio y la innovación coexisten para fortalecer la identidad caleña y promover un sentido colectivo de pertenencia.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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