Los científicos consultados por el diario argentino Clarín señalan que más que las superficies contaminadas, lo que realmente contagia es la cercanía de las personas a menos de 2 metros de distancia y al mal uso del tapabocas (personas que solo se cubren solo la boca o se ponen la mascarilla en el cuello).

Los especialistas señalan que otro foco de infección son los sitios cerrados y con muchas personas, sobre todo las salas de espera en los hospitales, pues las partículas de virus que no caigan al piso por el peso de las gotas de saliva pueden permanecer flotando en el aire durante horas.

Los expertos consultados por el rotativo argentino ponen  una analogía con el humo del cigarrillo: “Los aerosoles son pequeñas partículas que emitimos cuando cantamos, gritamos o hablamos. No se ven, pero salen de la boca y se mueven en el aire, similar al humo del cigarrillo”.

Rodrigo Quiroga, doctor en Química, investigador del Conicet, especialista en Biología Molecular y Bioinformática de la UNC, le dijo a Clarín que “los aerosoles se han subestimado (…) Los países que mejor llevaron la pandemia entendieron desde el día uno que la transmisión era por vía respiratoria, que los aerosoles eran la clave y que había que usar barbijo [tapabocas]. Japón es un caso paradigmático”.

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Por su parte, Jorge Quarleri, bioquímico experto en virología, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS-UBA-Conicet), explicó al medio la teoría de los aerosoles.

“La diferencia entre gota y microgota que se aerosoliza es una cuestión de tamaño. Al hablar, cantar, estordunar o toser liberamos microgotas. Si son más grandes, como cuando tosemos o estornudamos, caen, a una distancia que no supera los dos metros. De ahí la distancia que deberíamos guardar entre nosotros”.

Y añade: “[Las microgotas] podrían ser más chicas o perder el líquido que las contiene, y la deshidratación hará que queden aerolizadas, es decir, suspendidas en el aire por varias horas, lo que aumenta las chances de que otro las inhale”.

Andrea Pineda Rojas, experta en contaminación atmosférica, investigadora del Centro Investigaciones del Mar y la Atmósfera (UBA-Conicet), le dijo al medio argentino que, a diferencia del humo del cigarrillo, de un comportamiento similar al de las gotas aerolizadas, la gente tiende a subestimar la respiración, la tos o el estornudo de otras personas, pues dichas microgotas no se ven ni se huelen.

El siguiente video muestra cómo usar el tapabocas de forma correcta:

Gobiernos, como el de EE. UU., piden no relajar el uso del tapabocas

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó de “pensamiento neandertal” la decisión de Texas y Misisipi de relajar el uso de mascarillas contra el COVID-19, mientras las autoridades sanitarias del país pidieron a los ciudadanos mantener las medidas sanitarias para reducir los contagios.

“Lo último que necesitamos es el pensamiento neandertal de que mientras todo esté bien, quítate la mascarilla. Olvídate. Eso aún importa”, dijo el mandatario demócrata a periodistas en la Casa Blanca.

“Creo que es un gran error. Espero que todo el mundo se haya dado cuenta ya de que estas mascarillas marcan la diferencia”, añadió, al señalar las crecientes cifras de muertos.

Con más de 517.000 muertes y 28,73 millones de contagios, Estados Unidos es el país más enlutado del mundo por la pandemia de COVID-19 pese a que ha avanzado en su campaña de vacunación masiva.

“No es el momento de levantar todas las restricciones”, coincidió Rochelle Walensky, directora de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), la principal agencia federal de salud pública del país.