El cambio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) se produce en un momento en que la variante Delta provoca un fuerte aumento de los casos, sobre todo en las regiones que registran tasas más bajas de vacunación. 

Rochelle Walensky, directora del organismo, anunciará las nuevas directrices tras una reunión informativa prevista para la tarde es este martes, según información adelantada por The Washington Post.

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Los CDC defendieron la semana pasada su recomendación, anunciada en mayo, de que las personas vacunadas no necesitan máscaras en espacios cerrados en la mayoría de las circunstancias, a excepciones del transporte público y los hospitales. 

Pero la variante Delta, que representa cerca del 90 % de las nuevas infecciones en Estados Unidos, hizo cambiar de parecer a los CDC. Aunque las vacunas muestran altas tasas de eficacia para evitar la hospitalización y la muerte, los contagios con esta variante se están disparando en los últimos días. 

Los expertos sugirieron vincular el uso de la mascarilla a cifras locales, como la tasa de vacunación y de hospitalizaciones por COVID-19, consideradas una medida más fiable de la propagación de la enfermedad que la tasa de contagios. 

Según un artículo publicado recientemente en la revista Virological, la carga viral de los pacientes con Delta era “1.000 veces mayor que la de los contagiados” durante la primera ola del virus en 2020. 

Delta no sólo se multiplica con más velocidad en el interior del huésped en comparación con las cepas anteriores, sino que las personas infectadas expulsan mucha más cantidad de carga viral en el aire, lo que aumenta enormemente la probabilidad de contagio. 

El mes pasado, Israel reimpuso la obligación de llevar mascarilla apenas 10 días después de haberla retirado. Algunas autoridades locales estadounidenses, como el condado de Los Ángeles han tomado ya medidas similares.