Cada vez es más frecuente que las personas hagan compras por internet, ya que la diversidad de plataformas, métodos de pago y hasta la agresiva competencia de precios ha causado que más de una persona se arriesgue a traer desde alguna parte del mundo el producto que le aparece en un anuncio web o redes sociales.
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Sin embargo, expertos advierten que esta tendencia, si bien muchas veces resulta cómoda y hasta facilita muchos procesos, puede llegar a ser nociva para la salud al convertir las necesidades de los clientes en simples caprichos que, por el precio o la facilidad, resultan conllevando a adquisiciones de productos innecesarios.
Y es que, aunque puede verse como positivo el avance tecnológico alcanzado para que los pedidos por internet puedan llegar fácil y rápidamente al hogar de cada persona, las personas estarían desarrollando un hábito de consumo compulsivo que engaña al cerebro.
Por Tiktok, Instagram o Whatsapp pueden llegar cientos de mensajes diarios que invitan a los clientes a consumir determinado producto sin que, necesariamente, sea necesario, lo que ha conllevado a un sobreconsumo que afecta el sentido de satisfacción de los colombianos.
Tal como le contó Óscar Mejía, experto en neurosicología de la Universidad Manuela Beltrán a revista Semana, los problemas y engaños al cerebro que derivan de esta necesidad creada por las grandes compañías funciona de una manera muy peculiar.
Al compartir tanta información personal en redes sociales, las industrias logran identificar una serie de necesidades de los clientes a las que pretenden responder por medio de la oferta de cientos de productos que se hacen ver como muy necesarios para los usuarios, quienes finalmente los compran.
Sin embargo, afirma el medio, este proceso de compra crea en los consumidores un tipo de estímulo cerebral que relaciona la compra con una recompensa, lo que termina creando una dependencia a este acto para obtener la sensación de satisfacción deseada:
“Cuando una persona realiza cierta compra que suple una necesidad, o por lo menos cree que así lo hace, se libera dopamina en el cerebro y este neurotransmisor hace que el sistema de recompensa sienta un estímulo adicional. Al realizar una compra compulsiva, un individuo recibe esa sensación de bienestar, efímera, pero inmediata”, detalló el neuropsicólogo al medio.
Este efímero sentimiento conlleva a que los compradores sientan la necesidad de seguir comprando productos que creen necesarios, hasta el punto de desarrollar un trastorno de compra compulsiva que altera la noción de control de los seres humanos con el objetivo de liberar serotonina.
Cómo reconocer un trastorno de comprador compulsivo
El portal Mental Health America emitió un listado de varios puntos para que las personas puedan reconocer si están desarrollando un trastorno de compras compulsivas:
- Si le sobra dinero de su salario y siente la obligación de gastarlo.
- Siente que otras personas podrían juzgarle al conocer cuánto dinero gasta en este tipo de compras.
- Adquiere cosas que no puede pagar.
- Ha adquirido deudas o saldos pendientes comprando cosas que no requiere con el fin de que lo hagan sentir mejor.
- Siente ansiedad los días en que opta por no salir a hacer compras.
- Paga el monto mínimo de su tarjeta de crédito solo para continuar comprando productos innecesarios.
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