Lamentablemente, a diario cientos de niños sufren de bullying o acoso, generalmente por parte de otros niños de su edad, sea usando presión psicológica, emocional o física, y los motivos que llevan a este tipio de agresiones son variadas.

De acuerdo con el portal Stop Bullying del gobierno de los Estados Unidos, el acoso es un comportamiento agresivo y no deseado entre niños en edad escolar que involucra un desequilibrio de poder real o percibido. El comportamiento se repite o tiende a repetirse con el tiempo.

Lee también: Divorcio: así puedes ayudar a tus hijos a afrontar una separación

Tanto los niños que son acosados como los que acosan pueden padecer problemas graves y duraderos, por lo que es fundamental estar atentos a las señales de alerta para detectar los casos de bullying y darles una solución.

Para hablar sobre este tema, el psicoterapeuta y médico en terapia cognitiva del Colegio de Psicólogos (Colpsic), Leonardo Amaya Martínez, nos cuenta cuáles son las claves que debemos tener presentes para hacerle cara al bullying.

¿Qué cambios pueden alertar de que mi hijo puede ser víctima de acoso?

  • Súbitamente comienza a temer asistir al colegio y evitar los eventos escolares.
  • Pesadillas y problemas en el sueño
  • Cambios en la personalidad y los rasgos sociales: teme manifestar las habilidades de las que antes se sentía orgulloso, se retrae y manifiesta tristeza.
  • Cambios en la apariencia, por ejemplo, buscando vestirse de un modo menos espontáneo o natural, como antes se vestía.
  • Cambios en la conducta y personalidad en línea: disminuye publicaciones o supervisa excesivamente las reacciones que puede tener en sus redes, evita compartir lo que antes compartía.
  • En algunos casos, se torna hostil con sus hermanos y su red de amigos cercanos.
  • Por supuesto, señales físicas de agresión y pérdidas de sus objetos de uso normal escolar.

Te puede interesar leer: Licencia de maternidad y paternidad: estos son los nuevos cambios que tendrán

¿Cómo hacer para que mi hijo confíe en decirme lo que está enfrentando?

En ocasiones, hay temores que los propios padres causamos o fortalecemos que hace difícil la comunicación, por ejemplo:

  • Temor por la conducta de los padres, que le expongan en el colegio o hagan más grave la situación.
  • Vergüenza por lo que le ocurre, que puede ser intensificada si teme un juicio negativo de los padres, porque asume que lo van a ver “débil” o culpable de algún modo.
  • Temor a que la acción escolar torne peor la situación
  • Incluso, asumir que la conducta agresiva es normal en ese entorno, o una “obligación” para pertenecer al grupo.

Debemos trabajar en evitar este tipo de conductas para que los niños vean un entorno seguro en nosotros y personalmente decidirán abrirse a hablar con alguna persona grande de confianza, sean sus papás, abuelos o hermanos mayores.

Ya confirmé que sí sufre de acoso, ¿cómo lo ayudo a luchar contra el bullying?

En primer lugar, trabajar de forma coordinada con los equipos escolares que tienen entrenamiento y experiencia y que se van a orientar a los mejores intereses de los muchachos. En algunas ocasiones el temor o la reacción que genera el saber que el hijo está siendo agredido conduce a separarse de la acción escolar y tomar decisiones aisladas que acaban siendo contraproducentes.

Escuchar atentamente antes de juzgar, controlando la tendencia a considerar que su hijo es “débil” y debería asumir una postura más fuerte, ya que con esto solo logrará crear un foco de una tensión en ambos lados.

Facilitar la comunicación, sabiendo que esta es una oportunidad para entender que tenemos un nuevo reto para que resulte más fácil a nuestro hijo hablar con más claridad y directamente sobre el mundo escolar.

Recomendado: En el 2050 habría el doble de ancianos que de niños, alerta la ONU

¿Y si mi hijo es quien hace bullying? ¿Qué hago?

Es muy importante estar atentos a que los procesos de agresión tienen algunas particularidades en nuestro país. Nuestra cultura tiene aspectos positivos, pero también ofrece aristas que favorecen la agresividad o la resolución inadecuada de las diferencias.

Por supuesto el acoso escolar es un fenómeno global y los rasgos de nuestra cultura destacan algunas de esas circunstancias. Nuevamente lo esencial es trabajar coordinadamente con el equipo de psicología. Están preparados para eso y tienen la formación adecuada, así como herramientas en el entorno que lo hacen más fácil.

No se trata tampoco de satanizar la conducta equivocada de un muchacho a la vez que se atiende de forma muy seria a las necesidades y habilidades sociales que deberá desarrollar.

Por último, otra razón es no olvidar que el acoso escolar forma parte de un proceso psicosocial más extenso en el cual no hay un agresor exclusivo sino un fenómeno del aula que debe ser atendido de forma amplia.

Como siempre, en coordinación con el colegio, puede ser muy útil acudir a la ayuda profesional adecuada externa.