Hay diferentes factores que pueden causar el insomnio agudo, que es el de corto plazo, tales son el estrés, cambios frecuentes en la hora de acostarse, viajes con cambios de horario, problemas emocionales, entre otros.

Sin embargo, para tratar este problema, un cambio en el estilo de vida y en la alimentación, puede ayudar a mejorar la calidad del sueño, tal y como indica una investigación publicada por Journal of Clinical Sleep Medicine en 2016.

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Los datos arrojados por la investigación demuestran que los alimentos con mayor cantidad de fibra (verduras, legumbres y nueces) pueden aumentar el tiempo en que una persona está en estado de sueño profundo, por el contrario, los alimentos con mayor cantidad de grasas saturadas (mantequilla, pasteles, galletas y carnes procesadas) pueden causar que este sea menos reparador.

En el estudio, el cual estuvo a cargo de la profesora de medicina nutricional Marie Pierre Saint Onge, se evidenció que aquellos que consumieron una dieta baja en grasas saturadas y alta en proteínas, proporcionada por una nutricionista se durmieron en promedio, en 17 minutos, versus aquellos que consumieron alimentos de su elección, quienes en promedio se durmieron en 29 minutos.

El azúcar y el sueño

Este estudio también demuestra que aquellos que consumieron más azúcar tardaban mucho más tiempo en conciliar el sueño y, además, eran más propensos a levantarse durante la noche.

Este no es el único estudio que indica que el alto consumo de azúcar afecta el sueño; por ejemplo, en 2017 una investigación publicada por The Lancet indicó que de 175.261 adolescentes que tomaban más de tres gaseosas al día, 50 % presentó más posibilidades de enfrentar trastornos del sueño.

Otros alimentos que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño son los champiñones, el huevo, los cereales, la soja, quinoa, las semillas y el pescado, pues en ellos se encuentra la melatonina, hormona natural que ayuda a controlar el ciclo del sueño.

El café, como se conoce con anterioridad, puede afectar el sueño, por lo que los expertos sugieren que no se consuma café al menos seis horas antes de irse a dormir.