“Los líderes mundiales han subestimado gravemente la escala de los cambios climáticos en los que tenemos que embarcarnos”. Así introdujo Richard Horton, editor en jefe de la revista The Lancet los hallazgos de la séptima edición del reporte The Lancet Countdown, que reúne las conclusiones de 99 investigadores sobre los efectos del cambio climático en la salud humana.  En un año donde períodos de sequía en Europa y Estados Unidos e inundaciones de Pakistán, Sudáfrica y Sudán del Sur se robaron titulares, los efectos del cambio climático sobre la salud humana están en aumento.

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Los resultados del informe de este año son los más “nefastos” hasta el momento, desde 2016, cuando se empezó a publicar el documento. En un análisis de 43 indicadores relacionados a la salud, los investigadores monitorearon cómo las olas de calor, sequía, inundaciones y polución han afectado las tasas de mortalidad, presiones sobre los sistemas de salud e incluso la salud mental.

Por primera vez, además, el reporte monitoreó los efectos del cambio climático en la seguridad alimentaria. Se encontró que los días de ola de calor se asociaron con 98 millones más de personas experimentando inseguridad alimentaria en 2020 que en el período de 1981-2010.

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En la presentación del reporte, Tedros Adhanom Ghebreyesu, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), llamó la atención sobre uno de los puntos principales del informe: la dependencia a combustibles fósiles, como carbón, petróleo y gas natural, está poniendo en riesgo el bienestar humano, presente y futuro.

“Los datos indican que ningún país está a salvo”, señaló el reporte. La quema de combustibles fósiles no solo perjudica la salud humana al contribuir al cambio climático (es responsable del 80 % de los gases de efecto invernadero que emiten los humanos), sino que también tiene impactos directos, al contribuir a la polución.