
Por: Mariana Gaviria, neuróloga y profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario; y Daniel Camilo Camargo, Gestor de Comunicaciones de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud.
La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad del sistema nervioso. Ocurre cuando las defensas del cuerpo, que normalmente nos protegen, atacan por error una sustancia llamada mielina, que cubre y protege los nervios. Esto afecta la forma en que el cerebro se comunica con el resto del cuerpo.
“Esta es una enfermedad crónica, desmielinizante, neurodegenerativa e inmunomediada del sistema nervioso central, en la que el sistema inmune ataca por error a la mielina, un componente esencial que recubre a las fibras nerviosas”, explica la profesora Mariana Gaviria Carrillo, neuróloga y profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud.
Esta enfermedad tiene múltiples causas. Se han identificado varios factores del entorno que pueden estar relacionados con su desarrollo, como niveles bajos de vitamina D, infección por el virus de Epstein-Barr, tabaquismo, obesidad durante la adolescencia, poca exposición a la luz solar y trabajos con turnos rotativos.
“En relación a los factores genéticos, se ha visto que las personas que tienen el alelo HLA-DRB1*15:01 pueden tener más riesgo de desarrollar la enfermedad. Si bien existe un factor de riesgo genético, esto no quiere decir que sea una enfermedad hereditaria”, menciona la docente.
La esclerosis múltiple es más frecuente en las mujeres y usualmente aparece entre los 20 y 40 años. “Los primeros síntomas de esta enfermedad pueden incluir visión borrosa o doble, debilidad en brazos o piernas, sensación de hormigueo o adormecimiento en la cara o en alguna extremidad, así como pérdida del equilibrio o cambios en la forma de caminar”, argumenta la experta.
A lo largo del curso de la enfermedad pueden aparecer otros síntomas, como dificultades para concentrarse, disminución en la velocidad del pensamiento, fatiga, cambios en el estado de ánimo, problemas para controlar la vejiga o disfunción sexual.
La esclerosis múltiple se manifiesta de manera muy diferente en cada persona, los individuos pueden presentar solo un síntoma o varios de ellos. Existen tres formas principales en las que puede presentarse, conocidas como fenotipos o tipos clínicos. Cada una tiene características distintas y un curso diferente a lo largo del tiempo:
- Recurrente-remitente (EMRR): Es la más común. Los síntomas aparecen por periodos breves de tiempo y luego mejoran.
- Secundaria progresiva (EMSP): Comienza como EMRR, pero los síntomas progresan en el tiempo.
- Primaria progresiva (EMPP): Los síntomas empeoran de forma lenta y constante desde el inicio.
¿Cuál es el tratamiento de la Esclerosis Múltiple?
Actualmente, la esclerosis múltiple no tiene cura. Sin embargo, existen tratamientos con medicamentos modificadores de la enfermedad que ayudan a reducir la frecuencia y la intensidad de los brotes, así como a retrasar su progresión. Estos medicamentos pueden administrarse por vía oral, subcutánea, intramuscular o intravenosa, según el tipo de tratamiento indicado.
“Los especialistas que se encargan de diagnosticar y tratar esta enfermedad son los neurólogos, sin embargo, nos apoyamos de otras especialidades médicas como psiquiatría, fisiatría, urología, infectología, todo el equipo de rehabilitación y psicología”, finaliza la experta.
Cuidar de quienes viven con esclerosis múltiple implica mucho más que un diagnóstico, es un compromiso constante de acompañamiento, comprensión y apoyo integral. Conocer sus síntomas y tratamientos nos permite crear entornos más empáticos y brindar una mejor calidad de vida para quienes padecen esta enfermedad.
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