Hay una leyenda paraguaya relacionada con una madre que vivía con su único hijo, quien era muy parrandero. Un buen día ella le pidió que fuera al pueblo a llamar a un médico porque se sentía muy enferma y el muchacho en el camino se topó con un amigo que lo invitó a una fiesta.

Él aceptó y solo regresó a su casa al amanecer para enterarse que su madre había muerto. Desesperado le pidió a Tupã, dios de los guaraníes, que le devolviera la vida a su progenitora. Tupã no accedió y como castigo lo convirtió en pájaro, para escarmiento de todos los que se manejan mal con sus padres.

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Este es el Nictibio urutaú —como recomienda llamarlo la Sociedad Española de Ornitología—, palabra que al parecer viene del guaraní guyrá, pájaro, y “taú”, fantasma.

En Colombia se le conoce como bien parado común, por cuanto que una de sus actitudes características consiste en que posarse inmóvil en la parte superior de un tronco, con la mirada hacia arriba y así se mimetiza con él. Esto le facilita la tarea de cazar insectos, su especialidad.

Pertenece a la familia Nyctibiidae, descrita y publicada en 1853 por el destacado ornitólogo Charles Lucien Jules Laurent Bonaparte, II Príncipe de Canino y Musignano.

La familia solo comprende el género Nyctibius, obra del ornitólogo de origen francés Louis Pierre Vieillot, quien además describió 24 géneros más de la avifauna. Nyctibius viene de las palabras griegas nukti, nocturno y bíos, vida. El epíteto latino griseus significa gris, color del ave.

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Su hábitat está restringido a Centro y Suramérica, hasta Brasil, principalmente en bosques abiertos.