Con motivo de la conmemoración del #Globalbigday, un evento que reúne a los amantes del avistamiento de aves, los seguidores de La Crónica del Quindío votaron por las cinco aves preferidas para observar en el departamento:

  1. Tucancito esmeralda:

La palabra Tucán proviene de tucana de la lengua tupí-guaraní, que hablan 7 millones de personas en la Región Amazónica de 8 países de Sudamérica, entre ellos Colombia. Hace relación a una familia de aves, llamada Ramphastidae, exclusiva del Neotrópico, es decir desde el sur de México hasta el norte de Argentina. El zoólogo irlandés Nicholas Aylward Vigors fue quien la designó así en 1785 de la palabra griega, ramphos, pico, precisamente por la característica de su enorme pico, muy propia de estos bellos ejemplares de la avifauna. Los tucanes solo existen en América y abarcan 42 especies de 6 géneros.

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Uno de los integrantes de la familia es el tucán esmeralda, también conocido como tucancito gorjiblanco. Su nombre científico es Aulacorhynchus albivitta, creado por el ornitólogo y naturalista francés Auguste Boissonneau en 1840, como parte del género Aulacorhynchus que comprende catorce especies de tucanes pequeños, descrito 5 años antes por John Gould, un eminente ornitólogo inglés, quien formó la palabra del griego aulax, surco y , rýnchos, pico.

El epíteto específico albivitta viene del latín albus, blanco, y vitta, cordón, precisamente por su gorja o garganta blanca. Algunos científicos lo consideran una subespecie del tucán Aulacorhynchus prasinus; el asunto está pendiente de ser dilucidado. Uno de los nombres más comunes en inglés del ave es Emerald Toucanet, que traduce tucancito esmeralda.

No hay mucho dimorfismo sexual: la hembra es un poco más pequeña y su pico más corto. Habita en los bosques húmedos de los Andes, desde el occidente de Venezuela, pasando por Colombia, hasta el norte de Ecuador; otros autores incluyen a Perú y Bolivia. Su alimento preferido son insectos, pequeños reptiles, frutas, huevos de aves e inclusive algunos polluelos.

En la Lista de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza el tucancito esmeralda está en la categoría “preocupación menor” (LC). En la resolución 1912 de 2017 sobre la biota colombiana en peligro no aparece.

2. Tángara roja migratoria:

 

Tradicionalmente los científicos han intentado clasificar los seres vivos con base en sus características comunes. Esta ciencia se denomina Taxonomía. Carlos Linneo, el famoso naturalista sueco, nacido a comienzos del siglo XVIII, creó un sistema de clasificación, con organización jerárquica de reinos, filos, clases, órdenes, familias, géneros y especies y le asignó a cada organismo un nombre compuesto por estos últimos 2 elementos; así a la tángara roja migratoria la denominó Fringilla rubra, en el que Fringilla es el género y rubra la especie o epíteto específico. Muchos investigadores del mundo le enviaron plantas y animales a Linneo para que los designara, los describiera de acuerdo con sus características físicas y los publicara. Si se encuentra un nombre científico seguido de la letra L mayúscula como Fringilla rubra L., significa que fue Linneo quien le dio el nombre. Y así con los demás investigadores biológicos.

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El sistema binario de clasificación de Linneo continúa vigente con varias correcciones y precisiones, entre ellas las que han surgido desde la segunda mitad del siglo XX, con el formidable desarrollo de la biología molecular, una rama de la biología que estudia las moléculas celulares de los seres vivos, entre ellos los ácidos nucleicos y sus proteínas; los ácidos nucleicos almacenan la información genética que contiene todo organismo biológico. Estas investigaciones han llevado a una verdadera revolución en la taxonomía, al punto de que muchas plantas y animales que se habían clasificado en géneros y familias tuvieron que ser remitidos a otros taxones, dadas sus características genéticas.

Se ha indicado que Linneo en 1758 le dio el nombre a esta ave hermosísima como Fringilla rubra. Casi medio siglo después, en 1803 Louis Jean Pierre Vieillot, un ornitólogo francés, cambió la denominación del género por Piranga, palabra tomada del idioma indígena Tupí con la cual designan a un ave pequeña. El epíteto rubra viene del latín rubrus que significa rojo, encarnado. La designación válida actualmente es entonces Piranga rubra.

Pertenece a la familia Cardinalidae, que corresponde a aves exclusivas de América de plumaje de color rojo. Aunque cardinālis en latín significa fundamental, es el vocablo del que proviene Cardenales que son los prelados que, en la Iglesia Católica, componen el colegio consultivo del Papa y quienes se visten con atuendos rojos.

3. Coquito:

A Thot, el dios egipcio de la sabiduría, lo representaban como un hombre con cabeza de ibis, ave del género Threskiornis, palabra formada del vocablo griego θρησκεια, threskeia, que significa adoración a la divinidad y ὄρνις, ornis, que significa pájaro. El ibis era un ave sagrada para los egipcios y su denominación proviene del idioma egipcio antiguo.

El nombre del género, circunscrito a aves del viejo mundo, sirvió de base a Charles Wallace Richmond, un ornitólogo estadounidense, con una vida multifacética y meritoria, quien elaboró el llamado Índice de Richmond de nombres científicos de aves, para acuñar y publicar en 1917 la denominación de la familia Threskiornithidae, que agrupa a todos los ibis y las espátulas. La subfamilia Threskiornithinae que corresponde a los ibis abarca 12 géneros y 26 especies, presentes en zonas de humedales, en casi todo el planeta.

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Dentro de esta subfamilia está el coquito, que tiene como nombre científico Phimosus infuscatus, descrito en 1823 por el naturalista, zoólogo y médico alemán, Martin Lichtenstein. Este científico fue el promotor del Jardín Zoológico de Berlín, uno de los más importantes del mundo. No se encontró explicación sobre la razón del nombre del género, Phimosus, que proviene del griego φίμωο, silenciado; el epíteto específico es infuscatus, que significa ennegrecido, que corresponde al color del ave. En inglés se le llama Bare-faced Ibis, que significa Ibis de cara pelada, porque desde el pico hasta la parte posterior de los ojos, tiene la piel sin plumas. Esta especie de ibis se da únicamente en Colombia, Venezuela, Uruguay, Argentina y en el suroriente de Brasil. La subespecie colombo-venezolana es P. i. berlepschi, publicada por Carl Eduard Hellmayr, naturalista y ornitólogo vienés, quien se la dedicó al ornitólogo alemán Hans von Berlepsch. Tiene un característico pico de color rojizo. En Colombia se le ha avistado hasta los 2.600 metros de altitud.

Utiliza su pico para escudriñar en el agua o en el fango en busca de alimento. No presenta dimorfismo sexual. Forman bandadas numerosas con otras aves. No son territoriales. Los períodos de lluvias son propicios para la cría.

4. Sirirí cola de tijera:

Dos eminentes naturalistas franceses tienen relación con esta ave maravillosa y los dos fueron víctimas de la revolución francesa.

El primero, Bernard Germain Étienne de Laville-sur-Illon, conde de Lacépède, que fue además músico y político, y quien, por oponerse a Robespierre, durante el Régimen del Terror, tuvo que exiliarse, para salvar su vida. Regresó luego como director del Museo Nacional de Historia Natural, denominado antes como el Jardín del rey, y que ahora se conoce como el Jardín de plantas, es decir el jardín botánico de París. Lacépède le dio el nombre Tyrannus al género, por la característica agresiva de las especies cuando defienden su territorio. Agrupa muchísimas aves, todas exclusivas de América, que conforman la familia Tyrannidae, con más de 400 especies, que en Sudamérica es la más numerosa de todas las familias de la avifauna. El nombre de la familia es obra del zoólogo y político irlandés Nicholas Aylward Vigors, quien en 1825 la publicó en el libro “Observación sobre las afinidades naturales que conectan los órdenes y las familias de las aves”.

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El otro naturalista francés, nacido 8 años antes, fue Louis Pierre Vieillot, quien tuvo que huir a los Estados Unidos luego de la revolución francesa. Fue un ornitólogo muy célebre que describió 26 géneros de aves y quien publicó en 1808 la especie Tirannus savanna. El epíteto específico hace alusión a las sabanas, llanuras con vegetación herbácea, palabra que proviene al parecer del Taíno, lengua Caribe precolombina de los archipiélagos de las Antillas.

Está bella avecilla tiene una característica cola bifurcada, extremadamente larga. Por ello en español se le llama cola de tijera o tijereta y en inglés Fork-tailed Flycatcher, que podría traducirse libremente como atrapamoscas con cola de tenedor. 

Reside habitualmente en terrenos abiertos en algunos sectores de Centroamérica, en el Caribe colombiano y venezolano, en la parte central de Colombia, y en el sur, en la parte baja de Brasil y Argentina. Y es apreciable en casi toda Colombia, con excepción de la región Pacífica.

5. Bienparado común:

Se puede localizar al bien parado común en la noche con una linterna por el reflejo de la luz en sus grandes ojos amarillos.

Hay una leyenda paraguaya relacionada con una madre que vivía con su único hijo, quien era muy parrandero. Un buen día ella le pidió que fuera al pueblo a llamar a un médico porque se sentía muy enferma y el muchacho en el camino se topó con un amigo que lo invitó a una farra. El aceptó y solo regresó a su casa al amanecer para enterarse que su madre había muerto. Desesperado le pidió a Tupã, dios de los guaraníes, que le devolviera la vida a su progenitora.

Tupã no accedió y como castigo lo convirtió en pájaro, para escarmiento de todos los que se manejan mal con sus padres. Este es el Nictibio urutaú —como recomienda llamarlo la Sociedad Española de Ornitología—, palabra que al parecer viene del guaraní guyrá, pájaro, y “taú”, fantasma. En Colombia se le conoce como bienparado común, por cuanto que una de sus actitudes características consiste en que posarse inmóvil en la parte superior de un tronco, con la mirada hacia arriba y así se mimetiza con él. Esto le facilita la tarea de cazar insectos, su especialidad.

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Pertenece a la familia Nyctibiidae, descrita y publicada en 1853 por el destacado ornitólogo Charles Lucien Jules Laurent Bonaparte, II Príncipe de Canino y Musignano. La familia solo comprende el género Nyctibius, obra del ornitólogo de origen francés Louis Pierre Vieillot, quien además describió 24 géneros más de la avifauna. Nyctibius viene de las palabras griegas nukti, nocturno y bíos, vida. El epíteto latino griseus significa gris, color del ave.

Su hábitat está restringido a Centro y Suramérica, hasta Brasil, principalmente en bosques abiertos.