Meliza Escobar Ochoa, Alejandra Herrera Villa y Carolina Vanegas Arboleda, estudiantes de Licenciatura Infantil de la Universidad Católica de Medellín, con base en una observación participativa, resaltan la importancia de incluir el juego en la enseñanza.

“El juego a través de los años ha sido tomado como parte fundamental en la interacción de los niños y niñas con el mundo que los rodea, tanto con personas o con objetos que se encuentran en el contexto. Además, mejora las habilidades corporales, sociales y comunicativas “, comentan.

Herrera relata que el juego de roles es un mediador de la convivencia escolar, por lo que puede ser implementado en la cotidianidad de los escolares, dentro y fuera de las instituciones, para facilitar los procesos de aprendizaje y socialización.

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“El juego permite ser usado como estrategia metodológica por padres y maestros, posibilitando apropiarse del mundo circundante para adquirir nuevos conocimientos”, agrega.

De igual forma, Meliza Escobar recalca: “Se debe dar buen ejemplo a los niños y niñas, respecto a las conductas y expresiones que se ejercen en la sociedad, para no influir negativamente en la formación de ellos”.

Enfoque del juego en el aprendizaje

A pesar de lo beneficioso que es el juego de roles, las estudiantes explican que es una estrategia didáctica que ha presentado poco auge en el ámbito educativo, ocasionando efectos negativos en el comportamiento de los infantes.

“Las maestras de educación infantil deben proponer el juego de roles, no solo para el disfrute, sino como una herramienta metodológica para el desarrollo íntegro de los estudiantes”, explica Alejandra Herrera.

“En el ejercicio docente, se deben fortalecer los procesos de convivencia en los niños y niñas, por medio del juego de roles, tomándolo como una estrategia con una gran intencionalidad, debido a que es necesario implementar normas sociales en el aula y trabajarlas en estas edades tempranas para que se cree un propósito, permitiendo que a futuro interactúen de manera adecuada y positiva con sus semejantes en un ambiente de cordialidad y respeto”, concluye Carolina Vanegas.

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Insisten en que estas prácticas les permitirán a los estudiantes tener unas bases para su vida y así tener la capacidad de interrelacionarse y crear un ambiente de paz.