El crimen cometido por un sacerdote evangélico tiene consternados a los habitantes de la localidad de Betou, en la República del Congo.

El religioso, identificado como Galako, le quitó la vida a su hijo, de 21 años, porque así se lo habría pedido Dios a cambio de convertirlo en un hombre poderoso.

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Luego de cometer el crimen, el sacerdote huyó y estuvo prófugo de la justicia por dos días hasta que la Policía logró su captura en medio de un enfrentamiento en el que perdieron la vida dos personas más, según informó AFP.

El asesino les indicó a las autoridades que recibió “un llamado divino” que no podía dejar de lado. Galako insistió que había escuchado la voz de Dios instándolo a llevar a cabo un sacrificio para cumplirle la promesa de convertirlo en alguien grande y reconocido.

Después de que se diera a conocer el caso, amigos de la víctima quisieron tomar justicia por mano propia, pero la Policía los detuvo y se produjo un enfrentamiento donde dos personas murieron y nueve resultaron heridas.

Además del sacerdote detenido, dos hombres más fueron arrestados por ser cómplices del acusado. Hasta el momento no trascendieron más datos sobre el caso, pero las autoridades continúan investigando los verdaderos motivos del crimen.