Varios niños en Circasia, Quindío, tendrán un regalo, postres para comer y disfrutarán la alegría de la Navidad gracias Luz Mélida Rodríguez Echeverri.

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A ella no le sobra el dinero, tampoco tiene grandes comodidades, pero, lo poco que tiene lo consigue y comparte. Siempre dispone parte de lo que gana vendiendo arepas, huevos y queso para aliviar en algo las necesidades de los demás.

Desde cada enero empieza a ahorrar para que cuando llegue el último mes del año pueda comprar presentes para arrancarle una sonrisa a los niños cercanos a su vivienda ubicada en el barrio San José de la ‘Tierra de Hombres Libres’.

Ella, junto con su familia, se encarga de engalanar su casa con un gran pesebre y con donaciones y lo que recoge en una alcancía, invita a más de 100 niños a celebrar y compartir en Navidad.

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¿En qué consiste el trabajo que hace con los jóvenes de Circasia?

Yo soy una persona que junto con mis 6 hijos viví una época bastante difícil, no tenía con qué darle algo a los míos. Donde yo sabía que iban a dar un regalo yo corría, porque la felicidad mía era que mis hijos tuvieran un regalo en Navidad.

Esta acción me nació a partir de pensar que yo trabajo y que puedo hacer una recolecta, ahorrar, para yo poder alegrarle la Navidad a muchos niños que realmente no tienen nada. A veces hay jóvenes que no están en esas zonas vulnerables sino en otras más altas que requieren de un regalo, de un momento feliz, yo vivo en el barrio San José y conozco pequeños que sufren, que no son felices.

Por eso hago este tipo de reuniones en mi casa, no es mucho lo que les puedo ofrecer, pero me siento muy contenta al ver las sonrisas de los niños, aquí vienen y son felices cuando uno les da un detalle. Hay gente que ayuda a estratos bastante bajos, pero hay otros que necesitan compañía y un rato de diversión. Otra de las razones del porqué llevo a cabo esto es para recuperar el pesebre, que no se pierda esa tradición, no todo debe ser regalos, es mantener este tipo de símbolos para reunirnos en familia, no dejemos acabarlo como ha pasado en muchas partes.

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¿Cómo inicia esta campaña social para favorecer a los niños en diciembre?

Yo tengo un puesto de arepas, además vendo huevos. Esa plata que llega a partir de la venta del último producto es sagrada, es como si no existiera para otros asuntos distintos a los regalos y las golosinas de los niños en diciembre.

Yo empiezo desde enero ese proceso, de echar el dinero en una alcancía, vendo gaseosa con empanada y también las ganancias se guardan para ese objetivo. Ya en octubre coloco otra alcancía para las personas de buen corazón que quieren colaborar, una moneda es bien recibida, es un dinero que me sirve para adquirir la natilla, la leche, los buñuelos.

Por supuesto les manifiesto a los compradores y personas del común lo que hago y si quieren me pueden ayudar con un regalo digno, hay muchos que han ayudado con la causa sin ningún tipo de problema y antes con mucho ánimo.

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¿Dónde tiene el puesto de arepas y huevos?

Afuera de mi casa, en la mañana salgo con el fogón prendido después de las 4 a. m., se me acaba rápido a veces el producto. Después salgo a las 4 p. m., termino también rápido, a la gente le gusta lo que ofrezco.

¿Cuántos niños reúne por año?

El promedio está por encima de los 120, llegan bastante de estos chicos, por fortuna ninguno de ellos se me ha quedado con las manos vacías y hemos tenido la fortuna de que una vez nos sobraron obsequios y los pudimos repartir en La Tebaida.

A veces llegan niños y mis hijos son preocupados que de pronto se queden sin regalos, pero gracias a Dios hemos hecho gestión y respondido con mucho amor, es más, a algunas mamás las hemos podido ayudar con anchetas, o las rifamos, es que son bastantes a los que hemos podido beneficiar.

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Ahora, en el 2020, el año de la pandemia el número sí fue muy bajo, atendimos a 50 niños, pero afuera de la casa, pero les entregamos un detalle, más helado, con todos los protocolos de bioseguridad.

¿Y para este diciembre qué tiene pensado?

Ha sido un poco difícil, porque se subió el precio de los huevos, entonces la venta rebajó, pero ahí vamos en la lucha, yo me pongo en las manos de Dios.

Para este año hicimos una rifa de un reloj, recolectamos $ 300.000. Para los dulces que damos en cada novena no fallamos, cada semana cuando voy a mercar o a comprar insumos también tomo una bolsa de bananas, desde octubre empezamos este paso.

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¿Cuánto es la inversión para que todo salga bien?

Para una persona como yo, que debo atender necesidades, es bastante. Cada día todo está más caro, por lo que puedo decir que lo reunido por la venta de huevos está por un $ 1.500.000, no tengo un cálculo aún para este 2022, porque no se ha sumado la rifa del reloj.

Pero en años anteriores les hemos podido dar un buen refrigerio, desde arroz de leche, sánduches con gaseosa, natilla, pero nada es imposible hasta el momento.

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