Han pasado casi ocho años desde la asombrosa desaparición de Lars Mittank, un joven alemán que se perdió desde el año 2014 en un aeropuerto en Bulgaria. Aunque son muchas las versiones sobre este caso, lo cierto es que su paradero aún es incierto.

La última vez que vieron a Mittank con vida fue en el aeropuerto de la ciudad de Varna. Las cámaras de seguridad grabaron el extraño movimiento del hombre cuando salió corriendo de las instalaciones y se perdió repentinamente en los alrededores del lugar, ante la presencia de los transeúntes que pasaban en ese momento por ahí.

Lars pretendía viajar a Bulgaria con sus amigos. El Ministerio del Interior de ese país informó que el grupo llegó al lugar el 30 de junio y planeó regresar a Berlín ocho días después, el 7 de julio. En sus vacaciones, el joven tuvo un fuerte golpe en el oído y le recomendaron no viajar en ese estado, por eso decidió quedarse y no desplazarse a Alemania. 

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Sin embargo, el hombre llamó a su madre y le comentó que se sentía incómodo en el hotel, por lo que se dirigió al aeropuerto. Al llegar al lugar, Lars decidió visitar a un médico, pero de un momento a otro salió corriendo del consultorio mirando hacia todos lados como si alguien lo persiguiera. 

“Pensé que mi hijo estaba en peligro. Podía escuchar su corazón acelerado a través del teléfono. Dijo que había personas que intentaron robarlo o matarlo”, relató Sandra, mamá de Lars Mittank al gobierno Búlgaro.

En el momento de su desaparición, el joven llevaba puesta una camiseta amarilla y una pantaloneta marrón. El Ministerio del Interior agregó que Mittank medía 1 metro con 80 centímetros de estatura, tenía el cabello rubio, liso y corto.

Las teorías que hay sobre el caso indican que se trata de un secuestro, pero hasta el momento ninguna pista ha sido suficiente para dar con su paradero, a pesar de que hay infinidad de artículos, videos y documentales que relatan su caso. Aún así, nadie sabe que pasó con él.

Desde su pérdida, se han enviado más de 10.000 carteles con su foto a todos los rincones de Alemania y se distribuyen con la ayuda de voluntarios. La pregunta persiste: ¿Dónde está Lars?.